The Happy Corner of the Park || El rincón feliz del parque [Eng/Esp]
Today I escaped. Not from something bad, but from the routine, the messages, the noise. I walked aimlessly until I reached this little paradise of trees and sun. As soon as I set foot on the grass, I knew I'd made the right choice.
The sky was a brilliant blue, the kind that looks freshly painted, and the trees... what a sight! Some were still green, rebellious, and others had already lit up in shades of orange and gold as if celebrating an autumn party. I laughed to myself at the thought that autumn was the happiest season of all, even though many say otherwise.
I lay down on the grass, closed my eyes, and felt the warmth of the sun on my face. I could hear leaves rustling, birds chattering, and every now and then, a breeze caressed the branches as if inviting them to dance. I had nothing to do, and that made me smile even more.
In the distance, I saw the stone bench. "It's your turn next," I said softly, as if he were an old friend waiting his turn. For now, the ground held me gently.
It was a simple moment, yes, but full of those little touches that make everything sparkle. I promised myself I'd come back with a blanket, a snack, and maybe a good book... although I know I'll end up forgetting again, because this place speaks to me, fills me, and makes me feel happy.
Hoy me escapé. No de algo malo, sino de la rutina, de los mensajes, del ruido. Caminé sin rumbo hasta que llegué a este pequeño paraíso de árboles y sol. Apenas puse un pie en el césped, supe que había elegido bien.
El cielo estaba de un azul brillante, de esos que parecen recién pintados, y los árboles… ¡qué espectáculo! Algunos todavía estaban verdes, rebeldes, y otros ya se habían encendido en tonos naranjas y dorados como si celebraran una fiesta otoñal. Me reí sola al pensar que el otoño era la estación más alegre de todas, aunque muchos digan lo contrario.
Me tiré en el pasto, cerré los ojos y sentí el calorcito del sol en la cara. Se escuchaban hojas crujir, pájaros charlando, y de vez en cuando, una brisa que acariciaba las ramas como si las invitara a bailar. No tenía nada que hacer, y eso me hizo sonreír aún más.
A lo lejos, vi el banco de piedra. "Te toca después", le dije en voz baja, como si fuera un viejo amigo esperando turno. Por ahora, el suelo me sostenía con suavidad.
Fue un momento simple, sí, pero lleno de esos pequeños detalles que hacen que todo brille. Me prometí volver con una manta, una merienda y quizás un buen libro… aunque sé que terminaré olvidándolo otra vez, porque este lugar me habla, me llena, y me hace sentir feliz sin más.
