Generalmente, las paradojas de Zenón de Elea, se han visto bajo la perspectiva del otro, del que avanza, corre a un punto determinado; y en ese ir avanzando, no es la piedra, ni la estrella la que imponen su música (parodeando un poco a Vladimir Holan ); sino ese infinito que nos permea, suspende la razón, nuestros pensamientos, porque nunca Aquiles el de los pies ligero alcanza a la tortuga, ni la flecha da en el blanco, aunque su destino sea acertar en él. En una lectura de un texto del escritor alemán Johann Peter Hebel, la paradoja del movimiento se ve desde mi perspectiva, mi diván, mi ironía. Vale la pena transitar en él.
PARADA BREVE
El jefe de correos dijo a un judío que llegó a la casa de postas con dos caballos: «A partir de aquí necesitará usted tres. El camino va cuesta arriba, y acaban de enguijarrar la carretera. Esos sí, en tres horas llegará usted a su destino». El judío preguntó; «¿Cuándo llegaré a destino si cojo cuatro?». « En dos horas». «¿Y si cojo seis?». «En una hora». «Sabe qué»-señaló por fin el judío-enganche usted ocho, así ya no tendré que moverme de aquí».