📖🌟 Diario de Reflexiones #1 / Resiliencia 🌟📖 neyistar23

Vivo en Brasil desde el 2021, en ese mismo año, una fuerte inundación arrasó con todo en São João de Meriti. Rio grande do sul.
Casas bajo el agua, familias enteras perdiéndolo todo… y en medio de ese caos, quedó un caballo atrapado en el techo de una vivienda casi sumergida.

Ese caballo estuvo ahí cuatro días. Solo. Sin comida. Sin agua. Sin nadie alrededor y la gente lo llamó Caramelo.

La foto dio la vuelta al mundo: un animal empapado, temblando, con la mirada cansada… pero de pie. Como si algo dentro de él se negara a rendirse.

No gritó pidiendo ayuda.
No intentó lanzarse al vacío.
Solo aguantó.

Y cuando por fin lo rescataron, no fue solo un caballo salvado. Fue un símbolo. Un reflejo de lo que tantas personas también han sentido en silencio: el mundo cayéndose alrededor, y aun así, mantenerse firmes sin quebrarse por dentro.

Esa es la verdadera resiliencia.
No es esperar un milagro.
No es aparentar que eres fuerte por fuera.
Es seguir de pie aunque estés solo.
Es no perder tu dignidad, aunque la tormenta te deje temblando en un rincón.
Es confiar en que la vida todavía vale, aunque parezca que nadie se dé cuenta.

Y eso es lo que realmente puedes enseñarles a tus hijos: no con sermones, sino con historias reales. Historias como la de Caramelo, que no hizo ruido, no huyó, no se rindió… simplemente resistió.

Porque la vida a veces te pone justo ahí: sobre un techo, solo, con miedo y sin certezas de si alguien vendrá a rescatarte. Pero si logras mantenerte en pie, ya ganaste. Eso, aunque nadie lo aplauda, es un acto de valentía.

Resistir no es quedarte esperando que todo cambie.
Resistir es no dejar que la tormenta te apague por dentro.

Y al final, la vida siempre tendrá momentos en los que todo parece desmoronarse: días grises, problemas que nos dejan sin fuerzas o situaciones que nos hacen sentir atrapados y solos. Pero justo ahí es donde podemos recordar a Caramelo. Porque aunque la vida te deje sin comida, sin agua y sin certezas, siempre puedes seguir su ejemplo: mantenerte firme, no rendirte y confiar en que tu luz interior vale más que cualquier tormenta.

La resiliencia no es esperar a que todo mejore, es aprender a resistir sin perder la esencia de quién eres. Y esa, sin duda, es la mayor lección que Caramelo nos dejó.