El juego del diario: mayor eficacia, mayor productividad

El día de hoy me levanto lleno de gozo, agradeciéndole a Dios por cada oportunidad que me da de conocerlo y de entender lo que tiene preparado para mí. Como en todos estos meses, he tenido la gracia de Dios de identificar el enfoque o lo que Él quiere trabajar en mí

Después de salir de la universidad, me dirijo hacia mi trabajo, pensativo porque no sabía cómo hacer para poder enfocarme en tantas áreas al mismo tiempo. Lo pensaba porque trabajo, soy servidor de la iglesia, emprendedor, tengo familia y Dios me permite hacer labores sociales. En este mes que cierra, he sentido que todas las cosas se multiplican: lo que antes le dedicaba una hora ahora me exige más determinación, y así me fui pensando hasta la parada del autobús.

Después de un rato en el trabajo, me llega una llamada de una clienta que desea alquilar el videobeam. "¡Excelente!", pienso, pero los días que ella proponía yo tenía que estar en el trabajo, y eso me cayó como un balde de agua fría. Estoy agradecido de que llegue el trabajo, pero me siento impotente al no poder ejecutarlo.
Finalizo la llamada, respiro profundo y me pongo a analizar y a preguntarme: "¿Por qué Dios permites que me llegue trabajo y yo no puedo hacerlo porque me demanda tiempo?". Después de caminar un rato, Dios colocó en mi corazón que es momento de preparar y formar para entregarme más.
Me tomo una foto, feliz por el tema y el enfoque que Dios ha puesto en mí: mayor eficacia, mayor productividad.

//Pérgola //
Me siento en la pérgola a reflexionar y a llamar a mi equipo de trabajo, para ver quiénes se capacitarían para el emprendimiento y quiénes en el área de la iglesia. Fue arduo, pero entiendo que todo esfuerzo traerá su recompensa. Así como las persistentes gotas de agua pueden romper una roca, si nos enfocamos en ser eficaces y productivos en lo que hacemos, podremos lograrlo.

//Foto de Pinterest// vinculo- https://pin.it/76yBEeJyy

Hoy puedo comprender que no debo cargarme por cosas que no puedo controlar ni ahogarme en un vaso de agua cuando Dios me está bendiciendo y multiplicando lo que pone en mis manos. El deseo de Dios no era abrumarme, sino restaurarme y prepararme para capacitar a otras personas, y que ellas también sean bendecidas.
Así como Job fue bendecido y bendijo a muchos, nosotros también debemos bendecir y capacitar a otros para poder recibir más de lo que Dios nos da. De esta manera, podemos seguir predicando y hablando de su amor a los demás