El engaño
Una pareja joven, Rosa y Armando, llevan dos años de relación amorosa, se acerca el cumpleaños de Armando, Rosa le empieza a planear una fiesta, hace la lista de invitados, consulta con su novio sobre el sitio que le gustaría para celebrar, sin embargo, nota que Armando tiene ciertos cambios, no le contesta las llamadas como siempre lo ha hecho, llega tarde a sus citas y siempre anda cansado. Sin embargo, sigue adelante con sus planes. Llega el día de la fiesta y Rosa ha preparado todo, pastel, pasapalos, bebidas, música y regalos. Sus amigos y familiares empiezan a llegar, los recibe, pasa una hora y todos están en el sitio, menos Armando.
Rosa lo llama varias veces pero el celular aparece apagado, - eso es muy raro, Armando nunca apaga el teléfono. Dice Rosa ya muy preocupada. Llega Luis, el mejor amigo de Armando y con un tono muy pausado le dice...
— No se preocupe, Armando vendrá dentro de poco tiempo. En el banco donde trabaja hubo un desfalco, a través de la aplicación digital y lo primero que hizo la policía cuando se presentó fue mandar a apagar todos los teléfonos móviles y ordenar que ningún cliente ni trabajador que se encontrara en el interior del recinto saliera hasta que se hiciese una revisión minuciosa. Yo pasé por allí para felicitarlo y me enteré de ese problema.
— ¡Ay, qué problema! dijo Rosa con una expresión de alivio y le dio las gracias a Luis por tan importante información.
La fiesta / F
El homenajeado, en efecto, se presentó una media hora más tarde y ratificó la incómoda experiencia acaecida en el trabajo, tal como lo había referido antes su mejor amigo. La celebración, después de eso, se tornó muy alegre y dinámica. Una vez que le entregaron los regalos al cumpleañero, algunos invitados se dedicaron a bailar, otros formaron pequeños grupos de amenas conversaciones y todos disfrutaban de la abundante bebida y la variedad de pasapalos que se encontraban sobre la mesa, así como de los que provenían de la cocina. La natural suspicacia femenina de Rosa, sin embargo, se encendió de repente cuando observó a lo lejos que Armando y Luis estaban discutiendo; sus expresiones eran muy serias, pero se notaba que bajaban la voz para que los demás no se enteraran. Por los enfáticos gestos de Luis, parecía decir que él no estaba dispuesto a continuar mintiendo... Enseguida cortaron ese cruce de palabras y se incorporaron a la efusividad de la fiesta, pero la duda se clavó en la mente de la mujer.
No podía olvidar, se dijo Rosa, que ya antes su esposo había estado actuando de una manera extraña y no era una locura imaginar que el percance en el banco era una mentira; bastaba con que los dos amigos se pusieran de acuerdo para que el engaño funcionara para ella, mientras Armando, quizás, tenía una aventura con otra mujer, seguramente una compañera de trabajo. Sintió un gran pesar por elucubrar sobre esos hipotéticos actos tan desleales de su esposo, pero los indicios no podían obviarse y las sospechas se enardecían en su amante corazón. Debía comprobar qué estaba pasando o terminaría por volverse loca.
Estupefacta... / F
Decidió entonces vigilar a Armando. Alquiló los servicios de un taxi y se apostó, a la hora en que saldría de su trabajo, cerca de la salida del banco, para perseguir el automóvil de su marido. No fue necesario, a las cinco de la tarde lo miró cruzando la calle para dirigirse caminando a un modesto hotel que se encontraba al frente de un parque cercano. Tuvo que pagarle 250 dólares a la recepcionista para que le informara el número de la habitación, le diera la llave y la dejara subir, además le aseguró que no la iba a comprometer en nada. Rosa, aunque asediada por una ansiedad burbujeante en el cuerpo, ascendió con mucha cautela hasta el cuarto donde se encontraba su marido; introdujo la llave en silencio y abrió la puerta. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no gritar cuando observó a Armando y a Luis, su mejor amigo, besándose desnudos sobre la cama.
TEAM 8
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No era Luis, sino "Luisa". Increíble y que gran decepción para la pobre Rosa. He escuchado muchas historias de la vida real donde ha ocurrido exactamente igual.
Nunca he criticado a nadie de acuerdo a sus preferencias sexuales, pienso que cada quien es libre de hacer con persona lo que mejor le guste, pero me parece injusto cuando utilizan a otra persona, como el caso de Rosa, para mantener su personalidad en closet, porque con ello causan daño a otro haciéndole creer lo que no son.
Buena historia.
Plenamente de acuerdo con usted. Cada quien es dueño de su vida y puede hacer lo que quiera, mientras no cause ningún daño físico ni moral a los demás, como en este caso. Gracias por sus comentarios. Saludos.