Historia Roleplay | La Nueva Vida de Toño | GTA World RP Servidor

Toño, un mexicano que llega a Estados Unidos buscando una nueva oportunidad, descubre que la vida no es nada fácil en Los Santos. Sin papeles, sin dinero y con más ganas que suerte, empieza a buscar trabajo y se cruza con un grupo de moteros que podrían cambiar su destino para siempre.

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Toño no es un santo… pero tampoco es un criminal.
Un mexicano con más corazón que suerte, tratando de sobrevivir en Los Santos. Siempre con esa mentalidad de: “si no lo arreglo yo, lo rompo peor”. Y esta vez no fue la excepción.

Trabajando tranquilo en una gasolinera, encuentra un cuerpo tirado en el estacionamiento. Lo lógico sería no tocarlo, pero Toño piensa diferente: “¿Y si le roban los tenis al pobre? Mejor lo meto a la tienda”. Llama a la policía para hacer lo correcto… y termina esposado en plena transmisión.

Entre sirenas, detectives y preguntas sin sentido, Toño solo quiere que lo escuchen… aunque en el fondo ya sabe que en Los Santos nadie es inocente.
¿Será que me darán la culpa o me liberarán?

La vida no es fácil pa’ un mexicano lejos de su tierra.
Uno llega con sueños, pero el sueño americano a veces se siente más como una pesadilla con horario fijo. Toño lo sabe: cruzó la frontera con una mochila, dos mudas de ropa y un corazón terco que no entiende de rendirse.

En Los Santos nada es gratis. Si no trabajas, te aplastan.
Por eso Toño y sus primos se la buscan como pueden — vendiendo chatarra, reparando lo que otros tiran, moviendo cajas o limpiando lo que nadie quiere tocar. No hay gloria, pero hay comida. Y cuando se ríen juntos al final del día, parece que por un momento todo vale la pena.

Toño no le teme al trabajo duro, le teme al olvido.
A quedarse sin nombre, sin historia. Por eso, aunque a veces se meta en líos, siempre lo hace con el corazón primero y la cabeza después… y por eso las cosas nunca le salen bien.

Porque Toño no es un héroe.
Es solo un tipo tratando de sobrevivir en un país que lo mira de reojo, con un acento que no puede esconder y una esperanza que no se apaga.
Y aunque la vida le dé golpes, él siempre dice lo mismo:

“No pasa nada, primo… mientras sigamos respirando, todavía hay chance de ganar.”

Todo iba bien en mi primer día trabajando en la tienda de una gasolinera… hasta que encontré un cuerpo tirado en el estacionamiento. Pensando que podía ayudar, lo moví dentro de la tienda para que no le robaran ni le hicieran daño, y llamé a la policía. 😬

Pero al llegar las autoridades, todo se salió de control: por mi pinta y la situación, pensaron que yo era el responsable. Llegaron más patrullas, detectives y hasta investigadores… ¿Será que me darán la culpa o lograré demostrar mi inocencia?

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En este país, la justicia llega tarde… y cuando llega, siempre pregunta por el nombre equivocado.
Toño lo ha visto mil veces: al rico lo llaman señor, al pobre lo llaman sospechoso.
Y si tienes acento, piel morena o las manos llenas de trabajo, ya naciste con la culpa tatuada en la cara.

A veces Toño se ríe, pero no porque le haga gracia.
Se ríe pa’ no romperse.
Porque en Los Santos, si un mexicano corre, es porque robó.
Si se queda quieto, es porque oculta algo.
Y si ayuda, es porque “seguro quiere algo a cambio”.
Así de torcida está la balanza.

Toño aprendió a callar más de lo que habla, a mirar sin mirar, a vivir sin hacer ruido.
Sabe que en esta ciudad la verdad no importa, solo quién la cuenta.
Y cuando los policías llegan con la mano en el arma, no ven a un hombre que trabaja; ven una historia que ya decidieron cómo termina.

Pero Toño sigue.
Porque si algo le enseñó la vida es que el mundo no cambia solo porque sea injusto.
Hay que aguantar, reírse un poco y buscar otro día para intentarlo de nuevo.

“No busco justicia, primo. Busco paz… aunque sea prestada.”