The Diary Game | 19 de julio | Disfrutando aires de playa en Taguao
Las oportunidades se presentan como una bendición en determinados momentos y hay que aprovecharlas. No hay razón para negarme cuando me invitan a un paseo porque nos permite conocer nuevos lugares y socializar con otras personas, mucho menos cuando las condiciones están dadas, como un bello día y todas las comodidades. Este sábado estábamos invitadas a un paseo que tenía entendido era a alguna playa de Catia La Mar, estado La Guaira. El motivo era el primer añito de un ahijado de mi papá. Unos días antes se había celebrado el Acto de Promoción de mi hija, por lo cual estaríamos celebrando también esta meta alcanzada por mi niña para asumir una nueva etapa educativa. Debíamos estar a las 10 AM en un punto de la ciudad para tomar un transporte que la mamá del cumpleañero había contratado. Éramos mi papá, su esposa, la pequeña Samantha, Sofia y yo más los demás invitados. Salimos con un poco de retraso mientras llegaban todos, pero la vía estaba completamente libre para nosotros. Al llegar a Catia La Mar, uno de los invitados indicó que faltaba mucho para llegar y dio algunas indicaciones, ya que la actividad era en realidad en una posada. Rodamos y rodamos hasta comenzar a subir un área montañosa con una vista espectacular hacia el mar. Gracias a Google Maps descubrí que la zona se llama Taguao. Llegamos y nos pusimos cómodos, bajo una mesa con toldo justo frente a la piscina. Me gustó que fuera en un espacio cerrado por seguridad de todos, en especial de los niños, que eran bastantes y me alegró escuchar música infantil de fondo jejeje, como corresponde a una fiesta de niños. Disfrutamos de los entremeses dulces y salados, los niños desde que llegamos permanecieron en la piscina, asumí el estar atenta al comportamiento allí porque había unos niños un poco traviesos y temerarios (y unos padres desentendidos). Así pasamos la tarde, yo compartía con mi papá y su esposa, mientras Sofi hizo una amistad más o menos de su edad y dejó a Samy socializando con las pequeñas. Cuando vi que sacaron la piñata sentí un poco de temor, en verdad no me gustan las rebatiñas que se forman, además esa parte del piso era un poco rústica. Inteligentemente, la organizadora de la fiesta la mantuvo bajo su control y cuando se abrió fue distribuyendo el contenido en bolsas y entregando desde los más pequeños a los más grandes. En determinado momento algún muchacho se cansó de la música infantil y colocó esos reggaetones excesivamente gráficos. El tiempo que duró esto fue suficiente para ver a muchos de los niños corear las letras "al pie de la letra" y hacer movimientos sexualizados. Es increíble cómo se normalizan estas cosas. Luego la hora loca se puso más llevadera con reggaeton viejo, salsa, etc, pero nadie bailaba, solo yo en una esquinita jajajaja. Un buen rato más en la piscina para los niños, perrocalientes, cantar el cumpleaños, un cotillón y a cambiarse para retornar a Caracas, no sin antes dar un detalle a las mamis asistentes. Siempre he sabido que la madre del niño es una mujer espléndida y se esmeró por atender muy bien a todos. Ya estaba anocheciendo y hubo un corte eléctrico, así que parte de la vía de bajada de la montaña solo divisaba las luces de los pocos vehículos que circulaban por allí y la sombra de la gente en los caneyes de la costa. Una vez en Caracas, Sofi y yo tomamos el metro hacia nuestro hogar, donde nos esperaba su papá. Caracas, 19 de julio de 2025
Todas las imágenes son de mi autoría, captadas con un teléfono celular Tecno exclusivamente para esta publicación
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Hola amiga, definitivamente me encanta leer tus viajes y paseos, pues narras tan detalladamente que me los disfruto como si hubiese estado allí, la vista al mar es espectacular y me imagino que el lugar de la fiesta también lo es.
Que bueno que estabas allí al tanto de todos los niños, a los que no se debe perder de vista ni por un segundo.
Saludos, te deseo mucho éxito.
Que cosas que en todas las fiestas de niños, interrumpen la música infantil, con el Reguetón.
Saludos
Lo más terrorífico es ver a los niños cantar aquellas barbaridades con tanto sentimiento.
Me imagino.
Si eso es lo que ven, eso aprenden
Saludos