Soltar y Sanar

✔️ ¿Te has aferrado alguna vez a alguien, algo, cosa, sitio, momento? Y si es así, ¿cuáles fueron las razones que te llevaron a eso?

Bueno, hubo una vez que me enamoré de una tipa a la que llamaban La Virola. Lo que más me gustaba de ella era el cuerpecito de sirena que tenía, pero a mi mamá no le agradaba la chica porque decía que a esa le llamaban “la novia del barrio” y que, además, tenía los dientes como una piraña. Pero creo que ese capricho de mi parte se debía a que mis hormonas estaban a punto de caramelo en aquellos días, puesto que para entonces yo tenía tan solo 19 años.

En cuanto a apegos a cosas, le tuve un afecto especial a un Volkswagen escarabajo todo destartalado que, en vez del motor, lo que más le sonaban eran las latas. Sin embargo, hubo un día que al salir del banco no lo encontré donde lo había estacionado y hasta el sol de hoy.
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‎✔️ ¿En qué te apoyaste o qué te motivó a poder soltar eso a lo cual te aferrabas?

Tuve que dejar los amores con La Virola debido a que ella tenía un romance paralelo con un policía quien al mismo tiempo era un malandro peligroso. Luego me enteré que el tipo le pegó un tiro en una nalga a otro sujeto que le estaba poniendo el ojo encima a la mujer. De modo que me salvé de no haber sido yo el que puso una nalga a disposición de aquella pistola. Después mi madre me andaba diciendo con cara de terror: “Yo te lo dije, yo te lo dije, muchacho”.

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‎✔️ Según tu experiencia, ¿puedes decir si sentiste sanar luego de poder soltar eso a lo que te aferrabas? Describe con claridad esa experiencia luego de lograr soltar aquello.

Es que, si la relación es problemática y te hace sentir un estrés de los mil demonios, el mejor remedio para uno librarse de un tormento así es sacudir el bulto. El problema se hace más peludo todavía cuando incluso hay peligro de muerte. En mi mente de muchacho con la lívido a millón, batallaba con la imagen curvilínea de la tipa, pero lo que allí imperó fue el viejo principio que dice: “Es más valiente el que corre que el que se queda”.
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✔️¿Crees que sea posible ser feliz estando aferrado a alguien o algo? O ¿consideras que para ser feliz es necesario saber soltar las cosas o personas que no nos convienen?

Eso depende. Si me aferro a alguien es porque existen necesidades muy particulares; por ejemplo, si se trata de familiares que dependen estrictamente de mí. En ese caso es porque tengo que cumplir con mis responsabilidades. Y si estoy cumpliendo como debe ser, lo más lógico es que eso me dé satisfacción.

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En cuanto a lo segundo, si se trata de una relación conflictiva, donde no es estrictamente obligatorio estar allí como por apariencia, lo mejor del caso es encender la luz verde del semáforo. La contraparte es libre de elegir si se va o se queda, pero si nos está haciendo la vida cuadritos, lo ideal es que deje el pelero. O te vas tú o me voy yo. Lo más seguro es que al principio eso nos duele, pero en esta vida todo pasa.
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‎✔️¿Consideras que es más fácil o beneficioso soltar o aferrarse a alguien o algo?

Por supuesto que cuando dejas ir a esa persona que es la fuente de tus mortificaciones, lo más obvio es que sientas que te estás quitando un peso de encima, aunque puede que en los próximos días la raíz de tus quebraderos de cabeza regrese a tu lado y tengas una recaída a causa de que la carne es débil. De manera que es posible que tu vida se convierta en un choricero similar a una telenovela mexicana.