Rendirme no es una opción
¡Saludos amigos de Steem Venezuela!
Tener un sueño o una meta, siempre nos va a mantener motivados y, aunque los obstáculos de alguna manera u otra van a aparecer en el camino; mantenernos firmes en nuestro anhelo debe ser nuestra convicción, porque de esa manera superaremos la adversidad.
Seguir hasta triunfar o, declinar sintiéndonos derrotados, son acciones que generan debates y reflexiones. Por ello, la dinámica que auspicia nuestra amiga @inspiracion es una excelente oportunidad para analizar en que, derribar el obstáculo, es el verdadero triunfo de nuestro sueño. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.
La vida suele ser más compleja de lo que muchas veces creemos y, en gran medida, esto se debe a que los colores que conforman el arcoíris y los matices, no son compatibles; siendo este el detonante de una incongruencia emocional que nos incomoda experimentar.
Comprenderlo, me costó mucho, porque erróneamente creí la teoría de que todo es fácil o color de rosa, pero admito que haber caído en esa trampa, no estuvo tan mal y tampoco me molesta, porque ella fue el elemento idóneo para aprender que rendirme ante la adversidad, jamás puede ser una opción para mí.
Durante el transcurso de mis vivencias, he tenido que aplicar el esquema de no rendirme, pero hasta este momento considero que el más desafiante y, el que mayor aprendizaje me dejó fue tener tenacidad para mantenerme firme en concluir mis estudios universitarios independientemente de cualquier obstáculo que se me presentara en el camino.
Para entrar en materia, viajemos al pasado y aterricemos en el año 2017. Momento en el cual, los problemas socioeconómicos en nuestro país (Venezuela), comenzaban a tener un tono tan gris que, ya veía mi futuro oscuro e incierto y, esto se debía a que, mi sueño de seguir estudiando en la universidad, estaba peligrando debido al alto costo que estaba teniendo la matrícula. Confieso que esa vivencia me llevó a sacar cuentas financieras por absolutamente todo e incluso, fue cuando vi que mi economía estuvo en números rojos; siendo esta una realidad que me hacía pensar que en ese punto ya era imposible lograr mi objetivo de ser periodista.
Tenía tanto colapso emocional que, ya me era imposible canalizar una solución al obstáculo. Por varios días creí que lo mejor era hacer a un lado mis estudios y emprender un camino que me llevara a otra nacion. Esa idea, no solo me asustó, también me entristeció e incluso, frustró.
En ese momento, mi cabeza estaba por explotar y, cuando le pedía una opinión a personas de mi entorno, la mayoría me decía que lo mejor que podía hacer era detener mis estudios e irme. Por un lado, eso me aliviaba, pero al mismo tiempo sentía que no era la mejor elección y tenía que pensar más.
Después de la lluvia de opiniones que me dieron, le extendí una invitación a mi papá para almorzar y, en ese momento, le pedí su opinión respecto a todo lo que estaba sucediendo. Sin rodeo, él me dijo que mi verdadero error iba a estar en dejar mi sueño estando tan cerca de cristalizarlo e independientemente de la adversidad, la solución siempre estaba en nuestras habilidades y destrezas. Luego de escuchar estos argumentos, el diluvio de negatividades que caía sobre mí, cesó, la esperanza volvió a tocar mis pensamientos y, logré ver nuevamente las luces que se habían sumergido en la oscuridad.
Para poder continuar con mi sueño, comencé a buscar oportunidades laborales en el nicho para el que me estaba preparando y, aprovechando que ya me correspondía hacer mi pasantía, la inscribí en ese semestre. Para mi fortuna, tendría un pago con el cual cubriría el 25% de la matrícula.
Cabe destacar que, en todo este movimiento que hacía, terminé enterándome que debido a mi buen promedio, tenía la opción de solicitarle a mi casa de estudio, un intercambio de talento; siendo este un convenio que la institución tenía con todas las empresas que hacían ciertos tipos de donaciones. Sin dejar pasar más tiempo, acudí a esta maravillosa alternativa y luego de que evaluaran mi récord académico, aceptaron la solicitud que hice.
El reto en ese momento dejó de ser el costo de la matrícula, ya que ahora debía enfocarme en mantener mis buenas calificaciones y destacar en mi pasantía, porque el mínimo error, podía generar perder el beneficio. El recorrido tuvo altas y bajas, pero al final, logré mi objetivo, resaltando que, en mi penúltimo año de carrera, disfruté de este beneficio; y, para la gloria de Dios, en octubre del 2019, me titulé como periodista.
¡Muchas gracias por leer mi publicación!
Las imágenes presentadas en esta publicación fueron extraídas de mi galería personal
Upvoted! Thank you for supporting witness @jswit.
El camino de la vida es como una ruta de rosas con espinas. Claudicar ante la adversidad no es una opción, la actitud de lucha estará siempre en nuestro ADN venezolano, de las dificultades nos fortalecemos, cada caída es una experiencia ganada. Al final el camino se va aclarando, todo empieza a tener sentido y valor.
Gracias por compartir, saludos afectuosos..!
Thank goodness you spoke to your dad instead of just giving up.