Conectar con mi yo del pasado, es una acción que frecuentemente me gusta hacer, porque de esa manera me recargo de la inocencia, energía e ilusiones que tenía cuando estaba pequeña; siendo estas las dosis que me impulsa a seguir con firmeza.

  Debido a lo anterior, me emociona unirme a esta iniciativa que ha auspiciado nuestro amigo @wilmer1988 , ya que es una excelente oportunidad para emprender dicha conexión. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

^{Imagen editada en Canva}

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  Mi infancia es la etapa más entrañable que tengo en mi vida, porque todo lo que viví en ese ciclo fue tan mágico, aventurero y colorido que, consagrarla como la mejor que he tenido, no fue difícil para mí. Es más, si tuviera la oportunidad de regresar al pasado, sin dudarlo, seleccionaría esta etapa y, felizmente, me quedaría en ella.

  En vista de que hasta el momento dicho retorno no se puede hacer de manera presencial, la única forma que tengo para sumergirme en mi infancia es a través de los recuerdos fotográficos; siendo esta una fórmula que me entrelaza con el portal emocional donde mentalmente se reviven esos mágicos momentos que me impulsaron a ser la persona que hoy día soy.

  Ahora bien, haciendo uso de ese portal emocional, en esta ocasión he emprendido dicha conexión de manera especial, porque compartiré con ustedes tres momentos sublimes de mi infancia, así que llegó la oportunidad de vivir una mágica aventura con baby Pahola.

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Jugando a ser modelo

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  Cuando estaba a unas semanas de cumplir cinco años de edad, mi papá me llevó a un estudio fotográfico para que me tomaran unas fotografías que iban a ser parte de las invitaciones para mi fiesta y, aunque les mentiría si digo que recuerdo ese momento, lo que mi padre, al igual que mi tía me contaron fue tan encantador que, todas las veces que veo esta imagen que pertenece al año 2002, me emociono, porque logro percibir que realmente me tomé en serio las palabras que me dijeron el fotógrafo y su asistente; expresiones que me invitaban a ser una modelo. De acuerdo con mi tía, cada rato decía que me iban a pedir autógrafos y, tenían que comprarme un bolígrafo.

De hecho, ese mismo día hice que me lo compraran, porque no había manera de que cambiara mi idea

  En la actualidad, esta fotografía es especial para mí, porque se convirtió en un símbolo de ilusión, autenticidad y, al mismo tiempo, ingenuidad, porque a pesar de que solo era una sesión de fotos, la idea de creer que sí era una modelo de revistas me llevó a no tenerle miedo a los reflectores y, disfruté tanto el proceso que, la felicidad quedó plasmada en el lente fotográfico.

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Reacción camuflada

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  Esta fotografía es un tesoro para mí, porque es la única foto que tengo con mi abuela, ya que por motivos ajenos, las otras se extraviaron y, gracias a esta particularidad, el valor sentimental que tiene, sobrepasa todas las expectativas que podían generar las demás.

  La persona encargada de tomar esta fotografía fue mi papá y, además de ser especial por lo que les comenté anteriormente, también es icónica, porque durante mucho tiempo pensé que mi expresión era de felicidad debido a los obsequios que me dio mi abuela

Un peluche en forma de conejo y una pelota

  Pero, cuando era adolescente, durante una conversación con mi padre, él me revela que al momento de tomar la fotografía, estaba llorando, porque le tenía miedo al conejo y, aunque mi abuela me cantaba para calmarme, en ningún momento tuvo éxito. Sin embargo, después de ver que en esta foto mi llanto quedó camuflado, ella la consideró como un mensaje de que la felicidad siempre busca las grietas para salir.

  Este momento fotográfico es del año 1997 y, fue en una parcela donde mi abuelo tenía sus siembras frutales. Debo confesar que esta fotografía es vitamina para mi alma, porque tener un recuerdo con mi abuela en un lugar rodeado de naturaleza y, con unos obsequios que ella me dio, estimula mis emociones positivas.

^{Junto a mi abuelita}

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Conociendo un lugar especial

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  Desde que la memoria me permite recordar, sé que mi familia siempre ha tenido la tradición de llevar a la nueva generación a los lugares donde vivieron momentos especiales. Debido a esto, cuando tenía 7 años de edad, mi papá me llevó al río donde él, junto a mis tíos, se dieron los mejores chapuzones de sus vidas cuando eran niños.

  Esta aventura la recuerdo por fragmentos y, aunque cada momento que tuve en este río fue muy especial para mí, debo hacer mención especial cuando me tomaron la fotografía sobre esa piedra, ya que mi memoria almacenó muy bien las intenciones que tenía de saltar hacia otra roca y, mi papá utilizó la foto para distraerme; distracción que solo le funcionó unos minutos.

  Otro punto clave de esta fotografía es que, es el único momento de mi infancia donde pude ir a este río, ya que en vista de que un año después falleció mi abuela, pasó mucho tiempo para regresar y, sin querer o saber, esta imagen también me recuerda que fue el último viaje que en familia hicimos con ella y, a pesar de que no sale, recuerdo cuando ella repetía una y otra vez:

Cuidado hija... No te muevas mucho

^{Disfrutando del río}

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De esta manera he concluido con mi participación y antes de despedirme, extiendo la invitación del Concurso: Mí top fotográfico infantil a @santi06 @sariana23 y @wlin . Espero se animen a participar😊💚

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¡Muchas gracias por leer mi publicación!

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^{Las imágenes presentadas en esta publicación, fueron extraídas de mi galería personal}

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