Yo le regalé mi nariz al volante de un jeep CJ5 rustiqueando hace un montón de años, tuve fractura del tabique, laterales y pirámide, fui al quirófano y cuando la doctora me preguntó si me la arreglaba le dije que no. Tal vez hoy le hubiera dicho que sí.

Por otro lado, hace casi 10 años se me atravesó un cerro en Nirgua volando parapente y dejé ahí una vértebra de mi columna. Afortunadamente, con la ayuda de Dios, la virgen, mucha terapia y esfuerzo, no se nota cuando camino pero la cicatriz que dejaron en mi abdomen (cambiaron la vértebra por delante) mide unos cuarenta centímetros y tiene una ventración. Ese "tuyuyo" podría quitármelo sin remordimiento. La cicatriz no me importa, las heridas de guerra son una historia que contar. Mientras tengamos historias nuestras que contar... las cicatrices no importan.