¡Pretender suicidarse y no morir en el intento!

Fuente: (www.fundacionunam.org.mx)

Quienes me conocen en persona y a través de las redes sociales, incluida esta plataforma digital, saben que hace diez (10) años fui paciente oncológico o con cáncer. Esa experiencia fue traumática tanto para mis familiares como para mí, y por ende, en una oportunidad regresando de una de las sesiones de quimioterapia, en Caracas (Dtto. Capital), a mi casa, en Villa de Cura (Aragua), yo venía con mucho malestar, y el bus donde íbamos mi mamá y yo, se accidentó. Mi progenitora, se bajó del bus en medio de la carretera, en medio de la oscuridad (ya era de noche) para buscar ayuda y poderme llevar a casa, pero en eso el bus arrancó y mi mamita querida se quedó en ese lugar sola y a oscuras.

Yo seguí en el bus, que avanzó como dos kilómetros y se volvió a accidentar. Entonces nos mandaron a bajar, a orillas de la carretera mientras esperando otro bus para hacer un trasbordó. En ese momento, desesperado por el malestar de la quimio, y por haber dejado a mi madre atrás en el camino, estando en la orilla de la carretera, me fui para la parte de atrás del bus, y llorando le pedí a Dios que me perdonara, pero lo mejor era ponerle fin a mi vida, para evitarle tanto sufrimiento a ella (mi mamá), a otros familiares y amigos.

Pero cuando me le iba a atravesar a los carros que venían circulando, una persona me agarró por la mano derecha y dijo: "No lo hagas, detente, yo te puedo ayudar". Yo lloraba y lloraba y no le respondí. Entonces me preguntó si yo estaba enfermo, y le respondí que sí, tenía cáncer; y me respondió: ¿Y por qué no lo dijiste, para buscar ayuda y te pudieran trasladar a casa"; y en ese momento le comenté la acción de mi mamá, y me contestó: "Quédate tranquilo, ella va a estar bien"; y la persona se quitó de mi lado.

Fuente: (www.pildorasdefe.net)

Al rato llegó mi mamá en una camioneta con unas personas desconocidas a quien ella les pidió ayuda y atendieron su solicitud, al bajarse del vehículo, se me acercó, me abrazó, diciéndome: ¡Hijo, si tú te mueres, yo me voy contigo! y en ese momento se me crispó la piel, porque minutos antes, yo me quería suicidar para evitarle sufrimiento y molestias a ella, y a toda mi familia; entonces le di gracias a Dios, considerando que esa persona desconocida, me detuvo en mi intención de acabar con mi vida; y cuando fui a buscar entre las personas presentes, a la persona vestida de blanco presente en la acción, ya no estaba en el lugar. Al preguntar a otros pasajeros, sobre alguien vestido con pantalón y camisa blanca, me respondieron negativamente.

Como no le podía dar las gracias a esa persona con atuendo blanco, con mi mamá me subí a la camioneta que nos llevo a destino; y al legar al frente de nuestra casa, no alcancé a ir al baño (sanitario) y defequé (hice pupú) sobre estando vestido; y también vomité. ¡¡¡Caray!!! agradezco me disculpen la crudeza para decir las cosas, pero así soy yo, y creo no poder ni queres cambiar mi forma de ser y personalidad. Pero, ya en casa, me sentí un poco mejor, y muy arrepentido de haber intentado atentar contra mi vida. Al contarle a mi mamá, papá y hermanos, lo intentado por mí, se pusieron a llorar, y me me hicieron saber sobre mi error, así como también, que juntos saldríamos de la enfermedad en consideración.

Fuente: (tic-sociales.wikispaces.com)

¡Reflexión Final!

¡La vida es hermosa, con sus pro y sus contra, realmente es hermosa. Es un don preciado que nos ofrece una fuerza superior y poderosa desde lo más alto e infinito, y por ende, debe valorarse en toda su extensión y magnitud. No es permisible afligirse en medio de las circunstancias adversas correspondidas en nuestro proyecto de vida. No es viable intentar el suicidio, cuando sentimos que estamos vencidos y no podemos enfrentar cualquier situación negativa e improductiva. Por tanto, es necesario pensar, pensar muy bien antes de actuar, porque las consecuencias, en el caso de las personas suicidas, solo afectan a quienes siguen viviendo con el dolor sentido por un ser perdido, que ha fallecido, y ya no está.

Dios, en sus Tres Divinas Personas, es el guardián de nuestras vidas, nuestra fuente de luz eterna. Cuando confiamos en su amor, bondad y misericordia, la sensación de gratificación es muy reconfortante. Dios nunca nos abandona, siempre permanece a nuestro lado. Nos cuida y protege de manera desinteresada; y también nos da grandes lecciones. Si confiamos en su poder infinito, con él nada nos sobra, con él nada nos falta. Si te sientes aturdido, atormentado, atrapado y sin salida, no pienses en el suicidio, porque esa no es la salida, esa no es la solución. Yo me arrepiento de haber albergado en mí un sentimiento suicida, pero actúe bajo el desespero y la desesperanza, quizás, alejado del Máximo Creador, y cuando me acerqué de nuevo a él, mi vida cambio e incluso sané del cáncer.

Diez años (10) después de pretender suicidarme y no morir en el intento, y aprovechando que en esta fecha (24 de Diciembre de 2017), se conmemora el advenimiento del Niño Jesús, quiero aprovechar la oportunidad para dejar constancia sobre el valor de la vida, de la unión familiar, del amor en Cristo Jesús, haciéndoles saber además, que el final de nuestros días, queda a la consideración y decisión del quien todo lo piensa, todo lo puede y todo lo sabe; aférrate a la vida, y disfruta los momentos agradables, aceptando los desagradables, pero no te quedes de brazos cruzados, porque debes ir en pos de posibles soluciones. Diez (10) años después entendí, la fe mueve montañas, como lo referencian en el refranero popular. Y conste, que todo lo expresado, lo he hecho con conocimiento de causa.