La reina del oro
—Esa negra es calladita y honesta como toda nuestra familia; pero, eso sí, es muy trabajadora —dijo Priscila el día en que la recomendó.

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Sin embargo, aunque Leonor y Priscila eran físicamente muy parecidas, había grandes diferencias entre una y otra: A Priscila le gustaba cantar mientras trabajaba, se reía en voz alta, y, de vez en cuando, de una manera casi imprudente, opinaba en las conversaciones que tenían los señores de la casa; en cambio, Leonor era muy callada, y tenía el don de pasar desapercibida.
La familia Gómez era una pareja de cincuentones sin hijos, Aníbal Gómez y Daniela Ramírez; ambos abogados financieros, especialistas en la bolsa de valores.
A Daniela le gustaba trabajar en su oficina, junto a otro grupo de colegas, mientras que a Aníbal le gustaba hacerlo en su casa: horas y horas frente a la computadora, con el televisor encendido, pero en silencio, despeinado, sin afeitarse y comiendo platanitos; una bolsa tras otra, solo diciendo de vez en cuando:
"Alexa", bossa nova, por favor.
O cada quince minutos:
—Leonor, ¿me puede traer más café, por favor?
Normalmente, a media noche, llegaba Daniela, bella y elegante como siempre, fumando largos cigarrillos y destapando casi automáticamente una botella de su escosés preferido.
A los pocos segundos estaban hablando sobre la bolsa, inversiones en oro, en dólares o en cripto.
La mayoría de las veces discutían fuerte, pues tenían diferencias de opiniones. A Daniela le parecía que era más seguro invertir en oro, mientras que Aníbal estaba casado con la inversión en dólares.
Otra gran diferencia entre Leonor y Priscila, es que Leonor no quería vivir toda su vida como una doméstica; ella tenía aspiraciones, pensaba estar en ese trabajo por un tiempo, reunir todo el dinero que ganara allí y montar algún pequeño negocio que le permitiera ser independiente y salir adelante.
En una oportunidad, Leonor, mientras hacía el almuerzo, escuchó a Aníbal dar una conferencia sobre el ahorro y la inversión:
Es un error ahorrar sin invertir, al dinero se lo come la inflación, tampoco debemos ahogar nuestro dinero en pasivos, es necesario invertir; y yo recomiendo que sea en la bolsa de valores. Es decir, realizar inversiones a mediano y a largo plazo.
Aunque a Leonor le simpatizaba más Aníbal que su esposa, le parecía que ella era más acertada en sus análisis financieros, y que el oro era una inversión más segura que el dólar.
Y así fue Leonor, en secreto, tomando anotaciones, preguntándole sus dudas a "Alexa" en los momentos en que se quedaba sola en la casa y, poco a poco, año tras año, se fue convirtiendo en una experta en finanzas.
Leonor guardaba todo el dinero que ganaba, y los Gómez le pagaban muy bien. Casi no tenía gastos, y solo salía libre los fines de semana, los que aprovechaba para ir a su casa y prestar dinero a sus familiares y amigos, a quienes les pedía prendas de oro en garantía por el dinero prestado.
Leonor era una morena simpática y de muy buen cuerpo, solo que con el uniforme, el delantal y el gorro no se le notaba; Aníbal nunca se detuvo a detallarla, pero un viernes en la tarde, cuando ella se iba, Aníbal, más desaliñado y cansado que nunca, le dijo:
—¿Leonor, está usted muy apurada?
—No, señor Aníbal —¿por qué? ¿necesita algo? —le preguntó Leonor extrañada.
—Le quería pedir algo, si no es un abuso de mi parte —respondió Aníbal.
—Diga usted, señor Aníbal.
—Me siento terriblemente mal, estoy en la bancarrota, necesito hablar con alguien, yo sé que usted no sabe nada de estos temas, pero solo deseo desahogarme con alguien —dijo Aníbal —mientras destapaba una botella de vino.
Leonor aceptó quedarse, se quitó el uniforme, se puso una blusa blanca, un bluyin, se peinó, se maquilló y se sentó como toda una invitada a escuchar el cuento de cómo Aníbal había fracasado tomando malas decisiones en la bolsa, y de cómo Daniela había decidido separarse de él al verlo en esa situación.

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—Pero aún está a tiempo de reponerse, doctor Aníbal —No todo está perdido, puede usted pedir un préstamo y hacer alguna inversión estratégica.
Aníbal se quedó sorprendido por varias cosas: no se había dado cuenta de lo atractiva que era Leonor, y se percató de que casi no conocía su voz, y mucho menos esperaba esa opinión de ella.
—Claro que eso fue lo primero que intenté hacer, pero nadie cree en mí, todos me han dado la espalda.
-¿Y sería mucha la cantidad de dinero que usted necesitaría para invertir, Doctor? —preguntó Leonor.
—Si y no, todo es relativo, pero estoy seguro de que con cincuenta mil dólares yo me repongo —dijo Aníbal, ya más tranquilo, sirviendo dos copas más.
—¿Y por qué piensa que ahora no fracasaría? —preguntó Leonor.
—Porque ahora sé que Daniela tenía razón. En este momento, hay que invertir en oro, el oro es la solución. Pero ya es muy tarde, Leonor, estoy perdido.
—No lo creo —dijo Leonor, poniéndose de pie —en su última conferencia lo escuché decir que de las más grandes caídas es de las que más se aprende, y que muchas veces la solución está donde uno menos se lo espera.
—Pero creo que a mí me llegó el momento, mañana vence la hipoteca de esta casa, solo un milagro podría salvarme.
—Espere un momento —dijo Leonor y se dirigió a su habitación.
Aníbal, más relajado, entregado a su derrota y estimulado por el vino vio en Leonor la posibilidad de convertir esa noche en un desahogo total.
Leonor, en su habitación, con todo el dinero que había reunido los tres años y medio de trabajo, y con toda la ganancia de los préstamos en una bolsa, vio en Aníbal la posibilidad de hacer la gran inversión de su vida: un hombre inteligente y una posición social de respeto.
Se sentó Leonor frente a Aníbal, rompió la bolsa con el dinero sobre la mesita de centro y le dijo:
—Aquí están sesenta mil dólares, Aníbal, inviértelos en oro e inviertelos en mí: Cásate conmigo, y son tuyos, tómalos o déjalos.
—Pero ¿de dónde sacaste todo ese dinero? —preguntó Aníbal asustado —dudando de la buena procedencia del mismo.
—De mis años de trabajo aquí, y de las inversiones que hice, siguiendo los consejos que usted y su esposa daniela hacían a sus clientes: préstamos con garantías en oro y ahorro disciplinado y constante.
La última copa no se la tomaron, el blue jeans se quedó en la sala; la angustia de Aníbal terminó en pasión.
De ese modo Aníbal logró levantarse, Leonor pasó de ser la doméstica de los Gómez a ser la señora Leonor Gómez, la reina del oro.
Me gustaría invitar a @marcybetancourt, @genomil y @evagavilan.
Saber escuchar rinde muchos beneficios, así cómo la terquedad puede ser perjudicial. Leonor, sin necesidad de asistir a clases especializadas, tuvo la sabia decisión de escuchar y aprender, pero sobre todo, de llevar a cabo lo aprendido. Sólo debe tener cuidado al dejarse llevar por el amor.
Gracias por unirse al concurso, amiga.
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Ciertamente. Su debilidad en torno al amor, corrobora la idea de que "Nada ni nadie es perfecto. Todo el mundo tiene una debilidad", jeje. De manera que Leonor no es un caso excepcional, jeje.
Mil gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo.
Leonor resulto ser muy inteligente para las inversiones, siendo así, creo que ella no necesitaba más nada para seguir triunfando, de hecho ese matrimonio parecía un chantaje, jeje, pero ella no se dio la oportunidad de que fuera diferente, al precipitarse, espero que les haya ido bien a ambos.
Gracias por participar en el concurso.
Jeje. Ciertamente, no solo era buena para las inversiones económicas, sino también le apostaba fuerte al amor y, por lo visto, también saldrá triunfadora en esos avatares, jeje.
Mil gracias por tu comentario. Un abrazo.
Очень практичная прислуга ))
Но я скорее романтик и брак по расчёту... но такова жизнь.
Hehe. There's something for everyone; and when it comes to money, being romantic isn't a good thing, hehe. Thanks for your comment. Hugs.
Hola amiga, tremenda novela nos has contado, me atrapaste de principio a fin, y quedé igual de sorprendida que Aníbal, realmente no me esperaba eso de la callada Leonor jejeje, eso es saber lo que se quiere.
Me encantó leerte.
Saludos, te deseo mucho éxito.
Mi apreciada amiga, me siento honrada de recibir este mensaje de tu parte. En efecto, Leonor era una mujer inteligente. Por lo visto, Aníbal resulta atractivo para las mujeres agudas en el tema de las finanzas, jajaja.
Hola @solperez
Has traído una historia bastante entretenida y diferente a todo lo que he leído hasta ahora en los participantes.
No pensé nunca en ese final de la historia, Pero es válido, creo que Leonor sacó partido de los que escuchaba, y al final, consiguió más de lo que pensó, probablemente.
Saludos, gracias por participar en el concurso.
Ciertamente, a veces las personas que uno menos cree que están aprendiendo son las que están más atentas a las enseñanzas que están a su alrededor; y mira que hay mucho saber por allí, en nuestro entorno, solo que hay que estar atentos.
Lo que sí te puedo asegurar es que Leonor era una chica diferente.
Upvoted! Thank you for supporting witness @jswit.
Buen día querida Sol que brilla como el oro.
Realmente la capacidad de la negra valia Oro, pero fue un poco confiada al comprar un matrimonio sin saber cómo sería la vida como reina.
Muy buena historia del cual le deseo el mejor de los éxitos.
Saludos cordiales.
Muchas Bendiciones..🙏🏻
Jeje. Te has detenido en un punto importante. A veces los que son muy buenos en las finanzas, son muy malos administrando los sentimientos. Esperemos que esta reina reine en ambos escenarios, jeje.
Gracias por tu valioso comentario. Un abrazo.
¡Sol!
Feliz día. Sol aquí aclaras muchas cosas y uno de ellos es el gusto de personas, pues mientras que Priscila eran una persona alegre y de música Leonor en vez de ser como Priscila, era muy calladita, y la verdad que es un logro pasar desapercibido. Además el que siempre guarda es el que siempre tiene. Sin duda fue una novela que nos dejastes, y de verdad que no me esperaba ese final tan hermoso, dejo de ser una sirvienta en pocas palabras, para ser la señora ¡Leonor de Gomes, una reina de oro que bello! Suerte en el concurso.
Jeje. Pues sí, me gusta la gente callada, pues hace sus planes sin despertar la envidia de los demás. Mil gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo.
Complacida de haberte leído. Acertar en lo financiero es algo muy difícil; por lo visto Leonor, además de ser calladita tiene el don de oír y de actuar a tiempo.
Espero que aprecien todo el contexto de esta historia y la excelente narrativa que tienes.
Gran abrazo!
Gracias por tu comentario tan cálido hacia mi relato, apreciada amiga.
Ciertamente, Leonor era muy hábil, y demostró con sus acciones que la inteligencia no es cuestión de saberes académicos, sino de estrategias para concretar proyectos sin descuidos ni distracciones banales. Un abrazo.
Leonor evidencia que la inteligencia silente puede transformar vidas, mientras parecía inaudible, asimilaba todo lo que oía en el hogar. Su habilidad para economizar e invertir resultó tan robusta como su perspectiva de futuro.
El cambio final es asombroso, de servir a la "reina del oro". La trama combina realismo, educación en finanzas y un matiz romántico. Nos reafirma que aquel que calla, observa y actúa en el instante exacto.
¡Un relato brillante que hace pensar en la importancia de la estrategia!
Ciertamente, mi amigo, creo que todos deberíamos ser un poco como Leonor: Enfocarnos en nuestros proyectos personales, rodearnos de personas que nos aporten información valiosa para fortalecer nuestro espíritu y para crecer intelectual y económicamente.
Mil gracias por tu lectura y valioso comentario.