La relación entre los padres y los hijos ha cambiado a través de los tiempos. Los padres del pasado se preocupaban por inculcarles a sus hijos valores morales y éticos. Sin embargo, eran poco afectuosos. De acuerdo con esa filosofía de mediados del siglo XX: Padres e hijos no debían ser amigos. De modo que la relación era, en términos de gerencia administrativa, la del jefe y los subalternos. Quizás algunos de los que ahora me leen podrán recordar frases dichas por los padres como: "Aquí mando yo. Si tú quieres hacer tu voluntad, allí tienes la puerta para irte" o "Mientras yo te mantenga, debes hacer lo que yo diga". Así la relación se forjó, básicamente en términos económicos. Es decir, quien gastaba dinero en la crianza tenía el control de la vida de sus polluelos.

Sin embargo, a raíz de los cambios de patrones sociales en la familia, la situación dio un giro de 180 grados. Ahora los padres son más afectivos y laxos en lo que respecta a la crianza de sus hijos. Se esmeran en hacerles saber a sus pequeños que ellos son el centro de sus vidas.

Recientemente, fui a la discusión del proyecto de investigación de mi sobrina @yola1, y noté con agrado cómo los padres estaban allí a la espera de sus hijos. Con los dedos cruzados para que todos salieran bien. Algunos llevaban arreglos florales inmensos, como para demostrar a través de lo material, cuánto amaban a sus pequeños. Otros, tenían arreglos pequeños; algunos solo tenían una bolsita con dulces.

Estando allí me di cuenta de lo importante que era llevar algo. Claro, si vivimos en un mundo de apariencia, es necesario destacarse.

Mi hermana y yo le mandamos a hacer un arreglito a mi sobrina. Era un detalle pequeño, lo más importante no era el arreglo, sino el mensaje. Ya les cuento por qué.

Hace cuatro años falleció mi sobrino, que tenía para ese entonces 27 años. Murió en Colombia, a causa de la Covid-19. Él siempre le decía a la niña que su mayor anhelo era verla crecer sana, inteligente y segura de sí.

Constantemente le decía: "Creo en ti". Por eso cuando le mandamos a hacer el arreglo a mi sobrina. Lo hicimos como si él lo hubiese mandado a hacer, y no nosotras, pues como dicen por allí: "Los muertos no mueren, mientras se les recuerde".

Este fue el arreglo que le mandamos a hacer con rosas blancas y moradas y una mariposa, que es símbolo de los que ya no están físicamente:

Me gustaría invitar a @dove11, @ruthjoe y @edgargonzalez es te concurso que promueve @fortwis09. Aquí la información