My Trip to Cura Brochero, Córdoba. Argentina || Mi viaje por Cura Brochero, Córdoba. Argentina [ENG/ESP]

From the moment I stepped onto the bus heading to Cura Brochero, I knew it was going to be a special experience. The view from the window was a spectacle: the mountains drawn on the horizon, illuminated by the golden light of the sunset, accompanied me like old friends welcoming me.

As soon as I arrived, I went straight to explore the nature surrounding this wonderful place. One of the most striking moments was when I looked out into a deep canyon, where the river winds between the rocks as if carving the earth with ancient patience. The silence, interrupted only by the murmur of the water, completely enveloped me.

Another day, I walked along the Panaholma River, with its serene waters reflecting the trees and the clear sky. It was like looking into a mirror of peace. People strolling, some children playing, and me, simply letting myself be carried away by the tranquility of the place.

And, of course, I couldn't miss the classic photo next to the "Cura Brochero" sign, with the iconic horseman in the background. Being there, in a place full of history and energy, made me feel part of something bigger, something profoundly Argentine.

This trip wasn't just about tourism; it was a reconnection with nature, with culture, and, above all, with myself.

Desde que puse un pie en el colectivo rumbo a Cura Brochero, supe que iba a ser una experiencia especial. La vista desde la ventana era un espectáculo: las sierras dibujadas en el horizonte, iluminadas por la luz dorada del atardecer, me acompañaban como si fueran viejas amigas dándome la bienvenida.

Apenas llegué, fui directo a explorar la naturaleza que rodea este maravilloso lugar. Uno de los momentos más impactantes fue cuando me asomé a un cañón profundo, donde el río serpentea entre las piedras como si tallara la tierra con paciencia milenaria. El silencio, interrumpido solo por el murmullo del agua, me envolvió por completo.

Otro día, caminé por la costanera del río Panaholma, con sus aguas serenas reflejando los árboles y el cielo claro. Era como mirar un espejo de paz. Gente paseando, algunos niños jugando, y yo, simplemente dejándome llevar por la tranquilidad del lugar.

Y, por supuesto, no podía faltar la clásica foto junto al cartel de “Cura Brochero”, con el emblemático jinete de fondo. Estar allí, en un sitio lleno de historia y energía, me hizo sentir parte de algo más grande, algo profundamente argentino.

Este viaje no fue solo turismo, fue un reencuentro con la naturaleza, con la cultura y, sobre todo, conmigo misma