Desertores(Esp-Eng) Deserters

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Te envío una postal. Las gaviotas estuvieron largo rato destrozando los restos de un tiburón blanco. Nos alimentábamos con mariscos o pequeños peces, mientras era permitido. Los aviones volaban muy bajo para encontrar desertores. Al menos pasábamos de cincuenta en un grupo. Todos dejaban los fusiles y aprovechábamos la noche para escapar. Ya hacía un tiempo que nuestros sueños no formaban parte del gran proyecto que se desmoronaba.
Escapábamos, sin nada, a otra nada incierta que a veces atormentaba, como un animal sacando vísceras de otro que todavía amenazaba con vivir.
En algunas rocas costeras se podía encontrar agua menos salada. Y aquí estaba el mar. Una barrera natural para abandonar sueños. Era inmenso el azul, pero también los cangrejos.
Formamos una pequeña comunidad de vigilancia y sustento.
En las noches ya nadie dormía. Era el miedo colgando de hojas y cuellos. Podrían encontrarte en cualquier momento y volver a los campos a cuidar de cientos de balas, y artillería pesada. No soñábamos con la guerra. Solo un encuentro con un futuro de promesas que permanecía mutilado. Este grupo era la representación viva de los de abajo. Todos eran de la misma masa, hambrientos, con los ojos rojos y el hambre cubriendo todo lo perceptible.
Se llegó a un punto donde la mente y el cuerpo son dos universos diferentes, ya no importaba esconderse. Se deambulaba por todo el sitio. La gente simplemente dejó de preocuparse, solo buscábamos agua y algo que llevar a la boca. Encontramos mangle rojo, algunos frutos. Los mosquitos llegaron para expiar los males del alma, quizá un castigo que deberíamos soportar, en silencio, como parte del destino, por ir contra corriente.
La vida se desvanece, los mosquitos convertían en cadáveres vivientes a todo el grupo, en el día experimentábamos la misma agonía. Pensamos en crear fuego, aunque el humo podía ser visto a kilómetros, ya no era importante.
No sé, cuando comenzamos a pensar, que era mejor que nos encontraran. Ya nadie tenía fuerzas para continuar. Entre los mangles podías encontrar vestigios humanos, inmersos en una nube densa de mosquitos, inmóvil, pútrido.
Loa aviones dejaron de venir y con ellos el sueño de otro amanecer.

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I'm sending you a postcard. The seagulls spent a long time tearing apart the remains of a great white shark. We fed on shellfish or small fish, while it was still allowed. Planes flew very low to find deserters. There were at least fifty of us in a group. Everyone left their rifles behind, and we used the night to escape. Our dreams hadn't been part of the grand project—now crumbling—for quite some time.

We fled, with nothing, toward another uncertain nothingness that sometimes tormented us, like an animal pulling entrails from another that still threatened to live.

On some coastal rocks, one could find water less salty. And here was the sea—a natural barrier to abandoning dreams. The blue was immense, but so were the crabs.

We formed a small community for watchfulness and sustenance.

At night, nobody slept anymore. Fear hung from leaves and necks. They could find you at any moment and send you back to the camps to guard hundreds of bullets and heavy artillery. We didn't dream of war. Only of an encounter with a future full of promises that remained mutilated. This group was the living embodiment of those from below. Everyone belonged to the same mass—hungry, eyes red, hunger covering everything perceptible.

We reached a point where mind and body became two separate universes; hiding no longer mattered. We wandered everywhere. People simply stopped worrying; we only searched for water and something to put in our mouths. We found red mangroves, some fruits. Mosquitoes arrived to atone for the soul's miseries—perhaps a punishment we had to endure silently, as part of our fate, for swimming against the current.

Life faded away; mosquitoes turned the whole group into living corpses, and by day we experienced the same agony. We thought about making fire, even though the smoke could be seen kilometers away—it no longer mattered.

I don't know when we started thinking it would be better if they found us. Nobody had the strength to go on. Among the mangroves, you could find human remains, immersed in a dense cloud of mosquitoes, motionless, rotting.

The planes stopped coming—and with them, the dream of another dawn.

Para, @wakeupkitty

La imagen la creó con un aviso, en la plataforma MidJourney.

Se agradece un voto para su testigo más joven @wakucat .
https://auth.steem.fans/sign/account-witness-vote?witness=wakucat&approve=1

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"El miedo es esa línea delgada que nos hace héroes o cobardes"

La vida como un gran mar, puede darnos las peores pesadillas.

Me gustó leerte.