Tu opinión Importa/Semana # 10/¿A quién confiarles nuestros niños?
Saludos y bendiciones para todos.
Nuestra querida @genomil nos ha planteado una delicada pregunta que no es nada fácil de responder. De hecho, vi el post de invitación al instante de ser colocado y desde entonces un montón de recuerdos, noticias, comentarios y reflexiones ha venido a mi cabeza y se ha organizado y desordenado unas cuantas veces.
Hoy me di cuenta de que no puedo seguir intentando darle la forma ideal a ese cúmulo de cosas pues no terminaría presentándolas para el concurso. Además de participar y hacer mi aporte, creo que escribir este ensayo me servirá de purga de uno de los errores más graves que he cometido y que me ha perseguido hasta hoy.
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Tengo dos hijas. Cuando una de ellas me preguntó si habían sido planificadas (ya saben que en las escuelas venezolanas desde hace un tiempo incorporaron los contenidos de educación sexual y eso les dio pie para muchas preguntas), les respondí que no. Digo les respondí porque, aunque quien preguntó fue la mayor, la otra estaba ahí atenta a mi respuesta. Siempre he sido muy sincera con ellas y esta vez no sería la excepción. Les respondí: No, no fueron planificadas, pero tan pronto supe que estaba embarazada, las esperé con todo el amor que un hijo puede despertar en una madre.
Creo que, así como lo viví, desde el mismo momento en que los futuros padres planifican -o se enteran de que van a- ser padres, deben hacerse muy conscientes de que su principal ocupación es y será su bebé. Todo lo demás debe quedar del segundo lugar en adelante. Los hijos no nos pidieron ser concebidos; nosotros los padres somos responsables por todo lo que vivan desde su concepción.
Cuando mis hijas estaban pequeñas y yo debía terminar mi carrera (prueba de que no fueron planificadas) y, posteriormente, trabajar, decidir con quién dejarlas fue un quebradero de cabeza porque mi hija mayor no era fácil de cuidar, era muy traviesa y las niñeras que conseguía no le aguantaban el trote. Mi mamá me decía que buscara a alguien que pudiera correr detrás de Annelise y que ella solo se encargaría de ver que la niñera no maltratase a mi bebé. Así que por mi casa pasó una larga fila de cuidadoras hasta que mi incansable criatura llegó a la edad escolar y… ¡uf! a llevé a la escuela. Claro que ahí no terminó todo. Pero si sigo por ese camino, me voy a desviar y a extender demasiado.
Annelise ha sido mi gran maestra, una maestra que me ha enseñado la virtud (muy escasa en mí) de la paciencia. A ella no puedo abandonarla ni ignorarla ni delegarla. Es mi hija amada y quiero que esté bien todo el tiempo.
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Pero eso lo aprendí con la maternidad. Antes, cuando yo era una jovencita, me tocó cuidar a los niños de una prima y aquello fue una tortura para mí y realmente no los cuidé. Les dejé hacer lo que quisieron hacer y luego mi prima fue a buscarlos en mi casa y ni me despedí de ellos. Por fortuna para esos niños, fui su niñera de un solo día. Las siguientes veces que mi prima requería de mi ayuda, le presentaba excusas que ya tenía preparadas para la ocasión.
Sin embargo, la etapa de mi vida como adulto responsable de un niño que aún hoy no me perdono fue la temporada en la que tuve que atender a la hija de mi exesposo. Aún no teníamos hijos en común y él se había comprometido a cuidar a su hija de una unión anterior. Realmente el cuidado de la niña recayó en mí pues yo era quien pasaba el día en casa con la niña. No le tuve paciencia ni amor ni tolerancia. Para mí fue traumática aquella responsabilidad y supongo que para ella fue peor. Le dije a mi esposo que la llevara de vuelta con su mamá y… no he vuelto a ver a esa niña.
Aún me pesa en el alma no haber hecho la labor encomendada.
Recorte de pantalla de una escena de la película Matilda (1996), dirigida por Danny DeVito
Los niños deben estar con quienes les amen, con quienes tengan la disposición de atenderles permanentemente pues no hay vacaciones ni pausas en la atención de un niño.
Lamentablemente las personas idóneas para el cuidado de los niños no siempre son aquellas que los han traído al mundo. En las noticias vemos a diario casos de niños que han sido maltratados, abandonados, violados, mutilados, asesinados, comercializados por sus propios padres.
En la ficción, en la película Matilda (1996), tenemos un clarísimo ejemplo de cómo la incomprensión, la falta de empatía, el desconocimiento, el desinterés de los padres no solo hacían de Matilda una niña infeliz sino un ser humano con pocas posibilidades de crecer espiritualmente. Por ello, cuando vemos al final del film que la niña es dada en adopción a su maestra, una señorita que se entregaba al cuidado de sus niños y con quien Matilda congenió desde que se conocieron, no sentimos ninguna pena de que la protagonista estuviera condenada a vivir lejos de su familia. En ese caso, como lamentablemente en muchísimos de la vida real, la familia es la principal maltratadora de los niños y la causa de los terribles adultos en los que se han convertido o se convertirán luego.
Por eso, a la pregunta ¿a quién confiarles nuestros niños?, mi respuesta es: a una persona que los ame más que sus padres.
Realmente cuidar de otro ser humano es una gran responsabilidad, responsabilidad que muchos no están aptos para asumir, por lo que deben pensar muy bien la decisión de traer niños al mundo, es como dices, si no se les ama llevaran una vida terrible y quien los trajo al mundo es responsable de ello.
No te sientas culpable por la hija de tu exesposo, lo mejor para ella era estar con su madre, asumiendo que la amaba, realmente no entiendo como se desprendió de ella, se de una historia donde la niña se quedó con la el papá y su nueva esposa, y creció con un gran rencor tanto hacia la mamá, el papá, los nuevos hermanos y la nueva esposa, un daño terrible le hicieron a esa persona, que hoy es adulta.
Saludos amiga, gracias por compartir tu experiencia y valiosa opinión con nosotros.
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Saludos, @genomil. Gracias infinitas por la oportunidad que nos das para hablar en torno a este tema; gracias por tu receptividad y gracias por tu respuesta a mi publicación.
En el último capítulo de la serie Adolescencia, de Netflix, me apretó el corazón la pregunta de los padres del protagonista: ¿Qué hicimos mal? En la crianza de los hijos nada es predecible; cada hijo es distinto.
Te envío un gran abrazo.
Hola amiga @eudisdiaz, es cierto lo que dices referente a que de este tema podemos escribir mucho y debemos concretar al respecto; como quien dijera "tiene mucha tela que cortar" porque es un tema muy importante y cada caso se puede mirar bajo diferentes ópticas.
Lo cierto del caso es que tener la responsabilidad del cuidado de un niño, es sublime, mirar una carita, unos ojitos tan ingenuos, ellos no han pedido que los trajeran al mundo, pero han llegado, que estén bajo nuestra responsabilidad, es lo mas hermoso que nos puede pasar, y más cuando son huesos de nuestros huesos y carne de nuestra carne, es un regalo de Dios, como no brindarles amor, protección, cuidado y provisión.
Que lástima que no aprovechaste la oportunidad que te dió la vida de criar, como tu hija propia, a la hija de tu esposo. Es cierto, el amor es indispensable para cuidar de un niño, pero dudo que alguien m los quiera mas que sus progenitores, aunque en la actualidad, pasa de todo, y esa es una posibilidad con progenitores irresponsables. Es respetable tu opinión.
Saludos cordiales y exito.
Saludos, @thaizmaita. Gracias por tu lectura y comentarios.