Estuve ausente cuatro días y les cuento mi aventura. Visité la isla de Menorca, en España. Un encuentro con mis raíces y con recuerdos de mi padre y sus historias. Dedicado a mi padre **Rafael Gavilán**

Templo de Santa María, Mahón, Menorca

Uno de mis sueños y estoy empeñada en irlos cumpliendo todos, era conocer la isla de Menorca.

Esta isla es una de las que compone el conjunto de “Islas Baleares” junto a Mallorca, Ibiza, Formentera y Cabrera.

Fuente

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¿Por qué quise conocer primero a Menorca?

Porque mi padre me contaba que en la época de la guerra civil española, cuando estaban pasando tanto trabajo en la península, decidieron enviarlo a los 7 años con unas tías que vivían allí. Él estaba desnutrido y pensaron que el aire de la isla le haría bien.

Para él fue maravilloso estar rodeado de mar, conocer la cultura de la isla y aprender cosas nuevas que influirían en su futuro.

Lamento no saber mucho más de su historia, siento que no me haya contado detalles de ese maravilloso lugar, por eso decidí ir a buscar respuestas. Estando allí, pude escuchar al viento de la isla, contándome sus vivencias y eso hice, me dediqué a escuchar.

Esa experiencia lo marcó tanto que en su época adulta, tanto en Venezuela como en España, trató de vivir siempre cerca del mar.

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Expectativas.
Tierra de raíces
vientos de ayer

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Cómo siempre dejo algunas pinceladas en forma de haikus, que llegan desde adentro.

Puerta típica "Barrera de tanca"

Reconocí en la isla elementos que mi padre nombró en su día a día, alimentos típicos, calzado único (abarcas), las puertas emblemáticas tipo barrera (posiblemente para que no se escaparan los animales) y que hoy son un elemento distintivo de la isla. Y sobre todo el rumor del viento con escamas de sal.

Descubrí a la MENORCA TALAIÒTICA que luego explicaré en detalle y que me fascinó.

Las calas que bordean a la isla y que no alcancé a visitar en su totalidad, los faros que la rodean y protegen a las embarcaciones y a Menorca.

Los hermosos pueblitos, cada uno con su estilo propio y cada cual más hermoso que el otro.

Su capital. Mahón y justo allí, entre sus calles tortuosas y empinadas, un niño correteando y dejando parte de su historia para que yo años más tarde la fuera a descubrir.

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Cuando eras niño
llegó a mi corazón
tu voz lejana

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Entre las historias que mi padre me contaba cuando era niña, aparecía siempre la farmacia de su abuelo. En el centro de Mahón.
Yo no tenía idea del nombre de la farmacia y por supuesto tampoco esperanzas de conseguirla después de tantos años, pero igual entré en dos o tres que tenían vestigios de antigüedad y miraba a mi alrededor a ver si descubría algo.

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En una de las farmacias con muchos años que aún permanecen activas conservaban parte del mobiliario (me imagino que restaurado) y hasta la foto del fundador. Lamentablemente, el personal de la farmacia no tenía ni idea de quién era el Sr. de la “foto” ni de qué época era ni nada de nada.

Tampoco había otras personas a quien preguntar y no entendían mi interés por saber esos detalles, más o menos les comenté algo y me miraron como a un “bicho raro” así que para no sentirme tan frustrada hice caso a mi imaginación y si no era esa, pues sería alguna otra cercana donde mi padre jugaba bajo la mirada vigilante de su abuelo.

Mi bisabuelo Pedro Gavilán Almuzara. Padre de la tía Otilia Gavilán Bofill (1895) que cuidó a mi padre.

Estos datos los conozco porque soy aficionada a la genealogía y he ido buscando a mis antepasados, por el solo placer de conocer mi historia y preservarla para mis hijos y nietos.

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Este es solo el comienzo de mi aventura, y algunas fotografías de este hermoso lugar que quiero compartir con todos.

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Respiro el ayer.
Tus pasos infantiles
aún resuenan.

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Todas las fotografías fueron hechas por mí con mi iPhone 12

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