—Jeff, estoy haciendo la lista para que salgamos a hacer las compras —le decía Juanita de las Trancas Alvarado a su esposo.

Y él, como siempre, reclinado en la silla, con la baba saliéndose de su boca, parecía un cuerpo sin vida, soltó un quejido que parecía el grito de una tortuga agotada... — ¡Ay Dios mío, ya empezó la odisea!

Al escuchar ese sonido dramático, Juanita le lanzó una mirada que podría exterminar a un ejército entero. De esas miradas que dicen: “¿En serio? ¿Otra vez tú, Jeff, con tu drama de sofá?”

Si en esa mirada pudiera tener el poder de exterminar, seguro que ya habría reducido a cenizas a su esposo y a toda su descendencia.

—¡Pero mujer! ¿Por qué me miras así? Se te saldrán los ojos del rostro —exclamó Jeff, como si cantara ópera.

—No creo que estés tan cansada como yo. Cada vez que vuelvo, te encuentro en el sofá, chismeando con las plantas o haciendo yoga con el control remoto.—Él continuaba con su novela dramática.

—Tienes toda la razón, tú en la oficina detrás de una computadora, y yo aquí haciendo malabares.— el sarcasmo era su profesión.

—¿Quieres pruebas? Te mostraré una grabación.—Desafiante continuaba hablando Jeff.

Su esposa sabía que él quería tener la razón al menos una vez en su vida, pero ella era muy astuta.

Así que finalmente le muestra un video en donde ella se encuentra acostada sobre el sofá, lucía cansada así como también fastidiada u aburrida.

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—¿Ya ves? ¡Te la pasas echada! Dame esa lista para que yo mismo salga a hacer las compras, pero te advierto que si se me olvida algo, no me haré responsable.—Se levantó de la silla extendió su mano para recibir la lista.

—¡No mi amor, usted está buscando que se me salga el acento maracucho! Y vos sabés que yo no como cuento.—ella parecía haber preparado un discurso...

—¡Es más, ya me transformé! Prepárate que aquí va a arder Troya.—Juanita adoptó una posición de combate mientras le hablaba a Jeff y continuó...

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¿ Vos sabéis a qué hora acordamos almorzar juntos? ¿Sabéis desde qué hora estoy despierta? ¿Quién lava la ropa tuya, quién te plancha las camisas, esas que por cierto te quemé unas cuantas con la plancha por andar haciendo malabares y quién te cocina a vos todos los días? Y ahora me venís con esas, de que me la paso echada en el sofá ¡Andáis loco y sin ideas!

—Me habéis hecho pasar sol y no es nada una pepa de sol. Mijo ve vos vais pal cielo y vais llorando, ¡Toma la lista y de allá para acá me traeís un vaso de agua para pasar esta amargura!—finalizó con su discurso Juanita de las trancas Alvarado.

Me gustaría invitar a participar en este concurso @aplausos @enrisanti y @solperez