EL PINTOR Y SU MUSA/PARTE XLIX

Previamente...

La llegada de Emma, acompañada de Erik, a la empresa en la que trabaja resultó ser todo un acierto. El jefe, el señor Álvaro, al oír el nombre del acompañante de su empleada, supo de inmediato de quién se trataba y le prestó una atención especial. Además, los dos empresarios que se habían reunido con Emma en su oficina notaron la semejanza entre el pintor y el difunto abuelo Víctor, lo que les hizo entender el gran parecido y les hizo merecedores de un trato cordial. La conversación fluía con naturalidad, se fueron sucediendo las invitaciones y quedó el compromiso de reencontrarse para hablar de la convivencia que ellos mantuvieron con el querido abuelo Víctor.

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PARTE XLIX

Para cuando la reunión con los empresarios llegó a su fin, Erik y Emma se quedaron un poco más en la oficina. Aprovecharon ese tiempo a solas para planificar el almuerzo con la familia de Emma. El pintor, por su parte, comenzó a sentirse ansioso y ligeramente nervioso; en un par de horas conocería a sus suegros y a sus cuñados.

— ¿Nos vamos? —preguntó Emma.
— Me temo que debemos comprar lo que necesitamos para preparar el almuerzo en casa de mis padres, mi amor —continuó Emma, tomando de la mano a Erik y asintiendo con la cabeza. — ¡Estoy segura de que todo saldrá muy bien!

Con una sonrisa compartida y una mirada de complicidad, se levantaron de la silla y salieron de la oficina.

Karla, con una mirada de superioridad dirigida a Emma, ignoró al hombre que se encontraba junto a su compañera.

—Emma —pensé que seguirías en España con tu millonario prometido—.

—¡Un placer, señorita! Supongo que usted es Karla; me han hablado muy bien de usted. —Yo soy Erik Karlsson, el prometido millonario de esta hermosa mujer que me acompaña. El pintor, cortés, estrecha su mano y se presenta a Karla, elogiando a su vez la belleza de su amada.

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Karla se sonrojó, sintió vergüenza y, aun así, correspondió al saludo de Erik.

—¡Disculpe, el placer es mío! —Debo irme, tengo asuntos pendientes por resolver. Hablamos después, Emma.

Detrás de aquella sonrisa fingida ocultaba la envidia, enojo y frustración al saber que estuvo frente a aquel hombre enamorado de su compañera.

—¿Te han hablado muy bien de Karla, mi vida? —preguntó Emma, y admitió que la jugada de Erik había sido una excelente estrategia: su objetivo era incomodar a Karla y hacerle entender que debía mantener los límites.

—¡La verdad no esperaba esa reacción de su parte, mi vida! —exclamó el pintor. —Es hora de hacer la compra para el almuerzo. ¡Quiero deleitar el paladar de tu familia! —Aunque no soy un máster chef, te tengo de mi lado para guiarme.— El pintor transmitía su entusiasmo en cada palabra, y Emma se dejó llevar por su optimismo.

Y sin perder un minuto, salieron del edificio, tomaron otro taxi y llegaron a un supermercado de conveniencia cercano a la casa de los padres de Emma.

Aunque en Irlanda la comida no suele ser uno de los temas más fáciles, debido a sus altos costos, conviene comprar en varios sitios para ahorrar y obtener productos de buena calidad sin que el presupuesto mensual se dispare. Por suerte, Emma sabía cómo hacerlo.

—Por último, visitaremos una tienda polaca; allí tienen buenos productos y, además, son económicos. —Si eres buen observador, mi vida, te darás cuenta de que hay una tienda en cada esquina.— Aunque no siempre haya variedad y pueda resultar un poco costoso, reconozco que es de gran ayuda que existan estas tiendas por la cercanía y, dentro de lo posible, por el horario flexible que manejan.

Minutos más tarde, y tras haber comprado todo lo que necesitarían, salieron de la tienda. Emma buscó otro taxi. Ambos subieron y, estando ya en el interior del vehículo, ella decidió comunicarse con su mamá.

—¡Bendición, mami!—Estoy en Dublín con Erik, y vamos a preparar un delicioso almuerzo juntos. ¿Recuerdas que hablamos de reunirnos para que lo conozcan? Pues, el día ha llegado. Espero no incomodar.—Emma esperaba escuchar la reacción de su mamá mientras le hablaba de su plan.

—¿De verdad? Hija, es una maravillosa noticia. Le avisaré a tu papá y, en cuanto a tus hermanos, hoy es su día libre en el trabajo y no tendrán clase en la universidad, así que todo parece haber sido planeado a la perfección.—Entonces, aquí los esperamos.— La señora Luz estaba complacida al saber que su hija iría a visitarlos con su futuro yerno.

La llamada terminó; a pocos minutos llegarían a su destino, con el corazón lleno de emociones y de incertidumbre, pero con ganas de ese encuentro.

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—¡Hemos llegado, mi amor!—exclamó Emma—. Solo relájate; te he dicho que estoy segura de que todo saldrá bien.—Tranquilo.— Emma intentaba mantenerlo enfocado y, a la vez, relajado.

Erik sonrió; sus ojos brillaban de felicidad. Parecía irreal que ese día, que tanto deseaba pero que apenas podía expresar, por fin hubiera llegado. Con la convicción de que causaría una buena impresión ante los padres de su amada, caminó hacia la puerta junto a ella.

Llamaron a la puerta y, en cuanto entraron, fueron recibidos por la madre de Emma.

—¡Bienvenidos! Pasen, por favor —dijo la señora Luz, con un entusiasta saludo y un abrazo emotivo que dio la bienvenida a su hija y al pintor.

Erik sabía que Emma y su familia eran venezolanos y que, en general, la gente de ese país tiende a ser cercana y expresiva en su trato.

Fueron guiados hasta la sala, donde el señor Luis los esperaba con una botella de vino y copas, listo para brindar por la llegada del pintor.

—¡Buenas tardes! Debe ser el señor Luis; para mí es un gusto conocerle, al igual que su señora —dijo Erik, acercándose para estrechar la mano del padre de Emma.

El señor Luis le preguntó si aceptaba un abrazo, porque entre los latinos es común ser cariñosos, atentos y emotivos.

El pintor no lo dudó y efusivamente abrazó al señor Luis. Todos tomaron asiento en el sofá, formalmente Emma presenta a Erik, y este aprovechó la ocasión para expresar el amor que siente hacia ella.

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—¡Buenas tardes! Mi hermana la pichona ha llegado de visita y lo ha hecho de forma sorpresiva —dijo Marcos, uno de sus hermanos, acercándose para saludar.

—¡No puede ser, Emma! ¿Qué no piensa nunca avisarme cuándo vendrás? —agregó, con una sonrisa y mucha confianza.

—Marcos, no voy a cambiar; ya quítate ese chip de la cabeza —dijo Emma, con tono juguetón—. Me gustaría presentarte a Erik; supongo que has oído hablar de él.

—¡Erik, el pintor! Es un gusto conocerte; ya sabes mi nombre. Me iré a cambiar para que salgamos un momento. ¿Le darás tu autorización, hermana? —preguntó el bromista Marcos.

Era su forma de tratarse; Erik parecía encajar en la familia, y como aún no terminaba el día, Emma le pidió a su pintor que fueran juntos a la cocina para empezar a preparar el almuerzo; después iría con Marcos.

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—Por cierto, Emma, tu hermano Mathias está en la ducha, así que espéralo; de seguro dentro de unos minutos saldrá a darte esos abrazos de oso. —Tal vez Erik sea el siguiente en recibir todo su cariño—, expresó Marcos con tono de voz alto y con mucha gracia.

Esa interacción entre hermanos le provocaba risa a Erik, quien quedaba sin palabras y con una sonrisa en el rostro porque estaba en el lugar que tanto había esperado para estar y compartir.

Mientras Emma y Erik comenzaban a preparar el almuerzo, los papás de ella estaban en la sala platicando. De vez en cuando se asomaban a la cocina para hablar con el pintor.

—Erik, ¿además de vino tomas cerveza? Tengo unas cuantas en mi refrigerador; la verdad, solo cuatro latas de Guinness que han estado allí por mucho tiempo. No soy un bebedor empedernido, pero me gustaría compartirlas contigo. Además, eres el prometido de mi única hija y quiero que te sientas en casa, en familia.—El señor Luis habló con franqueza, sin haber oído aún de Emma y Erik cuál era su compromiso.

—Con gusto le acompaño, señor Luis. No suelo beber mucho; de hecho, un par de copas de vino es lo justo para mis citas con su hija, mi hermosa Emma.— Era necesario que Erik diera a conocer sus límites al ingerir bebidas alcohólicas.

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—¿Dónde estabas, Emma? El aroma me guía hasta la cocina, y más vale que me dejes probar la comida. Mathias camina hacia donde su olfato le lleva. Con los brazos abiertos, se queda frente a la cocina; observando a Erik, no duda en hablar…

—¿Erik? ¡Ven aquí, príncipe encantador! ¿De dónde sacaste a este modelo, Emma? —Estoy bromeando, mi querido cuñado. Por cierto, ¿somos cuñados? ¿Cuándo será la boda? Mathias era más espontáneo que su hermano; sin embargo, sus personalidades ya habían sido descritas al pintor, de modo que nada lo sorprendía.

¡Quédate conmigo, hasta el final de esta historia llena de emociones!

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El pintor y su musa/Parte I
El pintor y su musa/Parte II
El pintor y su musa/Parte III
El pintor y su musa/Parte IV
El pintor y su musa/Parte V
El pintor y su musa/Parte VI
El pintor y su musa/Parte VII
El pintor y su musa/Parte VIII
El pintor y su musa/Parte IX
El pintor y su musa/Parte X
El pintor y su musa/Parte XI
El pintor y su musa/Parte XII
El pintor y su musa/Parte XIII
El pintor y su musa/Parte XIV
El pintor y su musa/Parte XV
El pintor y su musa) Parte XVI
El pintor y su musa) Parte XVII
El pintor y su musa/Parte XVIII
El pintor y su musa/Parte XIX
El pintor y su musa/Parte XX
El pintor y su musa/Parte XXI
El pintor y su musa/Parte XXII
El pintor y su musa/Parte XXIII
El pintor y su musa/Parte XXIV
El pintor y su musa/Parte XXV
El pintor y su musa/Parte XXVI
El pintor y su musa/Parte XXVII
El pintor y su musa/Parte XXVIII
El pintor y su musa/Parte XXIX
El pintor y su musa/Parte XXX
El pintor y su musa/Parte XXXI
El pintor y su musa/Parte XXXII
El pintor y su musa/Parte XXXIII
El pintor y su musa/Parte XXXIV
El pintor y su musa/Parte XXXV
El pintor y su musa/Parte XXXVI
El pintor y su musa/Parte XXXVII
El pintor y su musa/Parte XXXVIII
El pintor y su musa/Parte XXXIX
El pintor y su musa/Parte XL
El pintor y su musa/Parte XLI
El pintor y su musa/Parte XLII
El pintor y su musa/Parte XLIII
El pintor y su musa/Parte XLIV
El pintor y su musa/Parte XLV
El pintor y su musa/Parte XLVI
El pintor y su musa/Parte XLVII
El pintor y su musa/Parte XLVIII

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Guao, yo me siento nerviosa aunque todo parece ir muy bien, yo no me atrevería a cocinar el primer día que visito una familia jejeje, hay que ir por lo seguro, Emma debe saber lo que le gusta a su gente y a Erik para complacer a todos.

Aquí entre nos, me encantó la imagen que escogiste para la escena de Karla, tiene una cara de "ponchada" que quedó perfecta 🤭.

Holaaa mi querida y bella amiga! Un gusto tenerte por acá. La verdad es que si genera cierto nervio esa escena, pero confiemos en que lograrán preparar un delicioso almuerzo. Y en cuanto a la imagen, wow es súper complicado encontrar una que lleve a la perfección cada escena. Sin embargo, fue asertiva desde nuestra percepción 😊😊😊😊gracias nuevamente por tu apoyo y comentario.

Te envío un fuerte abrazo reconfortante lleno de buena vibra y bendiciones 🙏🏻

Gracias por publicar en #VenezolanosSteem
Por lo visto, Erik cayó bien entre los familiares de Emma. Y, seguro que aunque la comida no le quede muy buena, los venezolanos lo felicitarán por haberse atrevido a conquistar a una venezolana y además por estar dispuesto a cocinar para ellos.

Por otro lado, la respuesta que le dio Erik a Karla fue genial. No hay nada mejor que desenmascarar al envidioso.

Me encantó leerte. Un abrazo, mi hermana.

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