.EL PINTOR Y SU MUSA/PARTE XXIII

Además de que Erik le habló a Emma, con respecto a viajar hasta Dublín para encontrarse con ella. Surgió la confesión de que Victoria, la cuidadora de su abuela, había expresado sus sentimientos hacia el pintor.

Así mismo, Emma aprovechó para hacerle una pregunta, y aún cuando estuvieron de acuerdo a aquella respuesta, ella no comentó nada acerca de su ex Jaime. ¿Olvidó el asunto o simplemente no le dió importancia?.

Estuvieron hablando a través de una videollamadas y minutos más tarde el cansancio los venció.

—¡Buenos días mi amor! Que privilegio tienen mis ojos al admirar tu belleza, cuidar de tus sueños y aún en la distancia sentirte mía.—Las dulces palabras de Erik, hicieron que Emma abriera sus ojos y le sonriera.

—¡Buenos días, mi vida! ¿Sabes qué me gusta de ti, Erik? Que tienes esa manera tan especial de tratarme, de hacerme sentir ese amor bonito que nunca antes pensé, viviría con alguien.—Ella respondió.

Erik sale de su cama e invita a Emma a hacerle compañía mientras se dirigía a la cocina para prepararse una taza de café. Seguidamente observó la hora en su reloj, debía darse un baño.

—¡Iré a darme una ducha, mi amor! ¡Te hablaré al salir!—El pintor le informaba a Emma sobre lo que haría.

Finalizaron la llamada, Emma también daría inicio a su rutina, tenía asuntos pendientes en su trabajo, mientras que Erik debía subir a un avión con destino a España.

Minutos más tarde Erik sale del baño, se viste, agarra su equipaje, se dispone a llamar de nuevo a Emma a la vez que abre la puerta de su apartamento...

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—¡Hola, Erik! Disculpa si te he sorprendido, pero tu abuela me pidió que te entregara esta carta, personalmente, ella fue muy precisa ¡Debe leerlo cuando se encuentre en la que fue la oficina de mi difunto amado Victor!—Victoria había ido hasta la casa de Erik, según para dejarle una carta por parte de la señora Martha.

—¡Hola, Victoria! ¿Mi abuela se encuentra bien?.—Erik se preocupó.

La cuidadora de la señora Martha, le aseguró que la abuela gozaba de buena salud y la carta, era algo que ella quería escribirle a su nieto.

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—¡Discúlpame, Victoria! Pero debo ir al aeropuerto.—El pintor se despidió de ella mientras aún tenía la llamada abierta con Emma.

—Mi amor, ¿Si lo necesitas, podríamos hablar más tarde?.—Emma pensó que no era un buen momento para hablar por llamada.

Pero Erik, no estaba de acuerdo, por lo que se mantuvo al celular hasta que llegó al aeropuerto.

Y al comenzar con el protocolo para seguidamente subir el avión, se despidió de su musa.

La curiosidad de saber lo que estaba escrito en esa carta, se hacía presente, jugando con otro pensamiento ¡Debes esperar, Erik! Además, no tenía motivos para sentirse intranquilo.

Sentado al lado de la ventanilla del avión, cerró sus ojos e imaginaba cómo sería su reacción al volver a encontrarse con el amor de su vida. Él, se haría cargo de los asuntos de la empresa que heredó, para tomarse el tiempo y planear su viaje a Dublín.

Poco después el avión aterrizó en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid - Barajas.

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El pintor y su musa/Parte I
El pintor y su musa/Parte II
El pintor y su musa/Parte III
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El pintor y su musa/Parte VII
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