EL PINTOR Y SU MUSA/PARTE XXIV

Erik y Emma habían amanecido con la videollamada abierta, el pintor despertó, admiró y elogió la belleza de su amada.

Para cuando ambos se alistaban para comenzar sus rutinas, a Erik le llega una breve visita, una inesperada, era Victoria con una carta de parte de la señora Martha para su nieto favorito.

Un punto a favor en Erik, porque no terminó su llamada con Emma, pese a recibir a Victoria justo en la entrada de su apartamento.

Poco después Erik sube a su avión...

—¡Me he quedado con esta sensación de querer ir tras Erik! ¿Acaso él sentirá lo mismo? "No es necesario expresar sentimientos tristes" Es lo que he escuchado decir cuando se está en una relación a distancia.—Emma se hablaba así misma a la vez que caminaba hacia su vehículo.

—¡Espero que Emma no deje de confiar en mí! El hecho de que mi abuela haya enviado a Victoria para entregarme una carta, que en lo personal opino, no era necesario hacerlo de esa manera, quizás pueda jugar en contra de lo nuestro.—El pintor no dejaba de pensar en cómo debió sentirse Emma al escuchar a Erik junto a Victoria.

Ambos comenzaron a sentir temor, ¿Realmente su amor, su conexión podría sobrevivir en la distancia? Algo sí era seguro, su comunicación ha demostrado ser transparente, honesta y con empatía, por lo que en cuestión de horas, hablarían de lo que sentían.

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Emma llegó a su oficina, dió inicio a su rutina laboral, esperando pacientemente, recibir un mensaje por parte de Erik. Mientras que él, seguía en el aeropuerto, aguardando por su chófer, ansioso por leer aquella carta.

—Emma, necesito reunirme contigo en mi oficina.—Era su jefe quien le hablaba.

Ella tenía mucho trabajo por hacer, pero antes de sentarse y concentrar su atención en las citas que agendó con sus clientes, era imperativo saber ¿Por qué su jefe quiere reunirse con ella?

Llamó a la puerta, escuchó la autorización para entrar...

—¡Adelante señorita Emma, acompáñenos y tome asiento!—Su jefe una vez más le habló.

No era una reunión únicamente con su jefe, sino que además se encontraba en esa oficina, su otra compañera de trabajo.

—Emma, ¿Sabes las normativas de esta empresa, correcto? Y una de ellas es ¡Bajo ninguna circunstancia relacionarnos con nuestros propios clientes!—Él continuó expresándose.

—¡Discúlpeme, pero no comprendo! ¿He hecho algo indebido? Porque hasta donde sé, mi desempeño en el trabajo ha sido reconocido, favorablemente.—Ella no tenía la mínima idea de lo que se estaba hablando.

Y es que su compañera de trabajo, había estado investigando todo lo que hizo Emma mientras se encontraba en París. Entre ellas dos existía una pequeña rivalidad, y no porque Emma lo haya querido así.

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—Karla, hablanos de nuestro cliente Erik.—El señor Álvaro, jefe de ambas dió el permiso para que se expusiera el tema.

Emma al escuchar ese nombre, quedó completamente confundida y no dudó en intervenir enseguida...

—¿Disculpe, Erik? ¿Nuestro cliente? ¿De quién están hablando?

—Emma, él es un cliente más...desde que estuviste en París, hablé con uno de mis contactos, era necesario confirmar nuestro contrato. El señor Erik, el pintor, es el heredero de una empresa reconocida en España, ¿Lo sabías?.—Karla estaba dejando al descubierto lo que ella había investigado.

—¿Qué hay de malo en ello? ¡Nos conocimos y no tenía ni la mínima idea de que Erik, fuese nuestro cliente! Además, en ni agenda no tengo su nombre. Me temo que se equivocan de persona.—Emma no sabía cómo reaccionar.

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—¡No se altere, señorita Emma! Su nombre es Erik Karlsson, y es un pintor, por lo tanto con plena seguridad, debo decirle que estamos hablando del mismo hombre. Le recuerdo que debemos seguir las normativas de la empresa para garantizar su correcto funcionamiento. Quiero ponerle en contexto con un ejemplo y me gustaría lo considere: En el pasado, su ex compañera Beatriz firmó un contrato con su pareja, lo que resultó en una estafa que nos afectó considerablemente. Por esa razón, a todo el personal se le pide evitar relacionarse con ciertos clientes, para prevenir situaciones similares.— El señor Álvaro consideró oportuno intervenir para reforzar esta política.

Emma se sintió indignada por el atrevimiento y descaro de su compañera Karla, y más aún se preguntaba en su mente ¿Cómo es que no supo que Erik, era un cliente de esa empresa? ¿Hasta dónde podía llegar esa rivalidad?

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El pintor y su musa/Parte I
El pintor y su musa/Parte II
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El pintor y su musa/Parte V
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