EL PINTOR Y SU MUSA/PARTE XXXI

Emma y Erik tuvieron su cita... El pintor inspirado en su musa le profesó unas palabras de amor, aunado a ello le mostró el lienzo en el cual pintaría su nueva obra.

Emma fue sorprendida por el sonido de la puerta, un pedido enviado por Erik, una deliciosa cena.

Ambos degustaron la comida, escucharon música romántica y bebían de su copa de vino.

El pintor retrató a su musa y esa vez era su silueta desnuda. Emma contempló y confirmó lo que Erik sentía hacia ella.

Para cuando los enamorados se encontraban en el punto máximo del deseo, el rostro de Erik cambia inesperadamente, había recibido una notificación, un mensaje por parte de aquel número desconocido, uno que nunca fue registrado en su lista de contactos, se trataba de Victoria, la cuidadora de su abuela.

—¿Está todo bien mi amor? ¿Qué sucede?.—Emma nerviosa hace sus preguntas.

—¡Mi amor, no puedo! Dame unos minutos y volveré a llamarte por favor.—Él no sabía qué responder a su amada.

La llamada finalizó, Emma se quedó atenta mientras en su mente llegaban posibles escenarios, y es que todo estaba fluyendo de una manera muy especial, necesitaban ese momento a solas, pero no todo se puede controlar y eso, precisamente era angustiante.

Llamada desde Madrid a París...

—¿Cómo está mi abuela?.—Desesperado le preguntó a Victoria.

—Debes tomar el primer vuelo Erik, tu abuela hace un par de minutos falleció.—Hablaba Victoria.

—Lamento no haberte informado antes pero ella me suplicó que si fallecía y tu estuvieras lejos de ella, no te lo hiciera saber, porque estaba consciente del dolor que podría causarte su ausencia.—Victoria continuaba expresándose.

—Ella no quería arruinar tu vida, su estado de salud lo mantuvo en secreto, y me lo confesó cuando tu recién habías subido al avión rumbo a Madrid. Y es que su médico dijo que su corazón estaba muy mal y que en cualquier momento podía dejar de latir.—Victoria daba a conocer al pintor la petición de la señora Martha.

Erik se mantenía en silencio, las lágrimas corrían por sus mejillas...

Fuente

—Mientras se desvanecía, me expresó unas palabras para ti, pero te pido disculpas porque no puedo hacerlo ahora mismo.—Con la voz quebrantada Victoria le hablaba al pintor.

—¡Detente por favor! No quiero escuchar nada más, tomaré un vuelo hacia París.—Sin más el pintor intervino.

Esperó media hora más para recobrar el aliento y hablar con Emma.

Llamada desde Madrid a Dublín

—¿Erik? Mi vida, ¿Estás bien?.—Preguntó Emma.

—¡Mi amor, debo viajar a París! Mi abuela... falleció.—Erik no podía contener sus lágrimas y aún cuando no estaban en videollamada, Emma sabía cuánto dolor sentía el amor de su vida.

—¿Puedes creer que yo no haya dedicado ni un minuto para hablar con mi abuela desde que llegué a Madrid? Me enfoqué en otras cosas, en hacer planes y...¡Mi amor te llamaré más luego!—Erik sintió que había descuidado su comunicación con la señora Martha.

—¡No te preocupes mi vida! Yo estaré aquí por si me necesitas.—Emma apenas pudo responder.

El ambiente se había tornado incómodo, la tristeza había invadido al amor de su vida y ella simplemente podía estar en la distancia escuchándolo.

Dando por terminada la llamada, Erik tomó sus cosas y se dirigió al aeropuerto. Por otro lado Emma, se había quedado sentada en el sofá tomando una taza de café esperando la llamada del pintor.

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