EL PINTOR Y SU MUSA/PARTE XXXIV

in Venezolanos Steem20 days ago (edited)

Previamente....

Erik llegó a la casa de su abuela Martha, estuvo acompañado de su chófer. Victoria lo recibió en la puerta principal con un emotivo abrazo, lo invitó a entrar a la casa para seguidamente hacerle entrega de un cofre, en donde habían estado guardadas unas cartas escritas por sus abuelos.

Leyó una de ellas, él se sentía muy triste y de un momento a otro, decidió ir al área en donde se encontraba su familia.

Sus padres le pidieron tener una conversación después del entierro de su abuela, y antes de regresar a Madrid.

Erik estuvo de acuerdo... minutos después sintió que debía escribir unas palabras en homenaje a su difunta abuela.

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PARTE XXXIV

Así que Erik sacó de su chaqueta un bolígrafo y tomó una servilleta, para escribir lo que sentía en su corazón tras la triste noticia del fallecimiento de su abuela Martha.

—¿Seguro que quieres hacerlo, hijo? Nunca has hablado en frente de tanta gente —dijo el padre del pintor.

—Es una necesidad que siento y no quiero guardarla hasta que me consuma por dentro. Es una situación que no esperaba vivir; debo afrontarla y mantenerme enfocado en lo que corresponde. ¡Gracias por preocuparte, papá! —expresó Erik con una certeza conmovedora.

Minutos después, cuando terminó de escribir esas palabras, dirigió su mirada a su alrededor, compartió una sonrisa con la de su abuela en la foto, y dejó que el aroma a rosas y la exquisitez de su platillo favorito lo envolvieran. Entre familiares, amigos y allegados, Erik se pronunció:

Permítanme un momento para rendir un pequeño homenaje a una mujer que dejó una huella imborrable en mi vida: mi abuela Martha.

Primero, quiero agradecerles por acompañarnos en el último adiós a mi querida abuela Martha. Sé que esta noticia nos tomó por sorpresa a todos, pero, conociendo a mi abuela, estoy seguro de que estaría muy molesta si nos viera tristes.

Me he tomado la libertad de escribir unas palabras para ella y quisiera compartirlas con ustedes...

Abuela Martha, aún recuerdo esos momentos maravillosos y especiales que compartíamos cuando yo era niño. Cada domingo, te visitaba a ti y a mi abuelo Víctor, y en muchas ocasiones rogaba para quedarme toda la semana. Aunque sabías que tenía mis deberes en la escuela, siempre inventabas una excusa para que pudiera quedarme más tiempo.

Recuerdo también todas las veces que me decías: “¡Fuiste un niño muy tranquilo y yo una abuela muy inventora!” Se te ocurrían juegos increíbles y muy divertidos para mí. Por ejemplo, el del globo con agua: me hacías correr mientras abrazaba el globo, saltando obstáculos hasta llegar a un cubo donde debía reventarlo para que el agua cayera allí dentro. Aunque nunca tuve suerte, todavía me río mucho al recordar esas ocasiones y lo mucho que disfrutaba siendo parte de tus juegos.

Lo cierto es que tuve el privilegio de ser su nieto.

No sé cuándo nos volveremos a encontrar, ni si realmente después de esta vida existe otra, pero si así fuera, correré hacia ustedes dos y los abrazaré fuertemente, pidiendo que sean eternos.

A mi abuela Martha: ¡Fui un niño muy tranquilo y tú una abuela muy inventora! Espero que en nuestro reencuentro hagamos una competencia de esos juegos y riamos como nunca antes lo hemos hecho.

Hasta siempre, mi amada abuela... Y, una vez más, muchas gracias a todos por estar aquí.

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Erik terminó sus palabras dedicadas a su abuela y, mientras caminaba hacia la puerta para salir de la casa, tropezó con un joven...

—¿Erik? Has crecido mucho. Pensé que jamás sabría de ti. Dime, ¿sigues aquí en París pintando cuadros, primo? —Era uno de sus primos, con quien hacía tiempo no compartía.

—¡Un gusto saludarte, primo Óscar! Recién llegué de Madrid. ¡Espera un momento! —respondió Erik, distraído en ese instante.

No podía creer que Emma estuviera frente a la puerta. A través de su mirada, se reflejaban los destellos de luz que indicaban el amor que existía entre ambos. El pintor llevó su mano sobre el pecho, sintiendo que el corazón le iba a salir. Ella se acercó rápidamente para abrazarlo.

—¿Emma? ¡Mi vida! —exclamó con una amplia sonrisa, feliz de verla.

Se abrazaron con fuerza; Emma lo miró a los ojos y, en susurro, lo invitó a tomar aire fresco. Entonces, ambos salieron de la casa y caminaron juntos.

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—Mi amor, qué gusto tenerte aquí conmigo. Perdón, no te devolví la llamada como prometí —dijo Erik, admirando la sonrisa de Emma.

Esa sonrisa lo hacía sentir que lo tenía todo, soñaba despierto con ella, y le prometía un amor lleno de esperanza y compromiso. Un amor que había unido sus corazones desde el primer día en que sus vidas se cruzaron.

—Erik, no te preocupes. Entiendo la situación. Intenté llegar cuanto antes, pero tuve que hablar con mi jefe y además, el problema con Karla no se resolverá tan fácilmente. Estoy aquí porque te extrañaba como nunca antes. Vivir un duelo a distancia no es lo que más me haría sentir bien —le explicó Emma.

Ambos se detuvieron, se tomaron de las manos, se miraron a los ojos y un beso tierno en los labios selló ese instante. Erik se encontraba entre dos mundos: el amor que irradiaba en su relación y la tristeza de una despedida.

El tiempo pareció detenerse. La suave brisa acariciaba los largos cabellos de Emma, mientras Erik, fascinado por su belleza, apartaba un mechón que caía sobre su mejilla, cubriendo uno de sus ojos.

Con una sonrisa traviesa y las delicadas manos de Emma, él las llevó alrededor de su cuello y, de nuevo, compartieron un beso. Era un “te extraño”, un “te amo” y un “te necesito” expresados en un solo gesto.

—Erik, ¿qué te parece si tomamos unos días para estar juntos? —propuso Emma con ternura.

—Mi amor, eso sería hermoso. Además, quiero que sepas que estaré más involucrado en los asuntos de la empresa. Debemos hablar sobre algunos temas que nos afectan a ambos y a nuestra relación —le dijo Erik, sin dejar de mirarla a los ojos.

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El pintor y su musa/Parte I
El pintor y su musa/Parte II
El pintor y su musa/Parte III
El pintor y su musa/Parte IV
El pintor y su musa/Parte V
El pintor y su musa/Parte VI
El pintor y su musa/Parte VII
El pintor y su musa/Parte VIII
El pintor y su musa/Parte IX
El pintor y su musa/Parte X
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El pintor y su musa/Parte XXV
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El pintor y su musa/Parte XXX
El pintor y su musa/Parte XXXI
El pintor y su musa/Parte XXXII
El pintor y su musa/Parte XXXIII

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