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Y como suele suceder, las opiniones a favor o en contra de estas designaciones no han de extrañar a nadie, pues si algo caracteriza a los seres humanos es su capacidad de disentir y de cuestionar las apreciaciones de los demás.

Confieso que antes de exponer mi opinión, investigué sobre la vida de Alfred Nobel (1833-1896)

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Y al saber que fue quien inventó la dinamita comprendí que, quizás, el premio representa una forma de reparar los daños que con su invento se causó a la humanidad. Como dicen por allí:

El que peca y reza empata.

Dicho lo anterior, paso a opinar sobre el otorgamiento de este premio a María Corina Machado.

Lo primero que he de decir es que: Existe una línea muy delgada entre la paz y la guerra; entre el amor y el desamor; entre la felicidad y la tristeza... Y, aunque estos sentimientos o situaciones son sumamente opuestas; es muy fácil pasar de un escenario a otro en cuestiones de segundos.

La lucha ideológica y de acción de María Corina para sacar a Venezuela del "yugo al que ha sido sometida desde el año 1999 hasta la actualidad" no debería ser negada por nadie. Ella se ha enfrentado con muchas personas, incluso con los de su propio partido político, solo con un objetivo: "Recuperar la democracia del país".

Y, quizás, cualquiera podría decir que en Venezuela existe democracia, porque continuamente se celebran elecciones hasta para cambiarle el color a una franela a los que trabajan en las "chambas juveniles". Pero la verdad es que esto es una mentira.

En mi país NADIE cree en el árbitro electoral, dirigido por personas afectas al gobierno chavista-madurista y, mucho menos, en las elecciones donde "Gana el gobierno, porque SÍ. Así el pueblo sienta la necesidad de un cambio".

En las últimas elecciones presidenciales lo antes dicho se confirmó: El pueblo salió abrumadoramente a votar por un cambio, y el CNE dio un resultado que no se correspondía con la realidad de las mesas electorales.

Obviamente, que "secuestradas todas las instituciones legislativas, ejecutivas y judiciales" cualquier acción democrática está perdida.

Fue así como el pueblo recurrió a las protestas de calle, y el gobierno se jugó una carta infalible de todo régimen autocrático:

Utilizar el castigo físico, la prisión y el amedrentamiento a los familiares de los que se encontraban protestando para intimidar y apaciguar los ánimos.

Todo esto fue el caldo de cultivo que dio como resultado que: El pueblo se aquietara por temor a represalias y que el Presidente Maduro continuara "dirigiendo" al país. Mientras tanto, los opositores políticos continúan diviéndose todos los días en muchos grupos.

¿Qué pasó con María Corina?

Lo que no le debería pasar a nadie: Está huyendo de las garras del gobierno venezolano. Por tanto, no está en su casa, ni con su marido ni con sus hijos.

¿Acaso no es este un sacrificio humano que merezca un reconocimiento mundial? ¿O es que existen muchas mujeres como María Corina dispuestas a dejar su vida normal y cómoda para salir a la calle, día y noche, a luchar por la "libertad de un país"?

Señores, es fácil criticar a los demás, desde la comodidad de sus hogares. Pero, si cada uno de nosotros nos pusiéramos en el lugar de esta mujer, probablemente, le diríamos:

No. Los ciudadanos de este país no se merecen el inmenso sacrificio que estás haciendo. Asì que es mejor que abandones todo, como lo han hecho muchos, y que siga el país como está.

Esta recomendación es fácil de decir, pero difícil de asumir, cuando se ha luchado tanto por un un cambio en la nación. Y, por ello, comprendo a María Corina Machado.

Confieso que a mí no me gusta el "tono de hablar de María Corina ni el contenido de algunos de sus discursos". Pero, "Al César lo que es del César". Y esta MUJER se merece no solo este premio, sino la solidaridad de las mujeres del mundo, porque muchos personeros del gobierno que dicen ser "amantes de la paz" la han humillado con frases del tipo: "bruja demoníaca" y le han asignado el apodo de "La Sayona", una figura sombría y conocida del folklore venezolano.

La han humillado solo por ser mujer. Y eso es desdeñable. Y acá me permito retomar la frase con la que inicié mi escrito, en el que dejó muchas ideas en el tintero: "Los que dicen trabajar por la paz del mundo son los que invierten más millones de dólares en armamentos" y "Los que se burlan de un Premio Nobel de la Paz" lo hacen con tanto odio, que de alguna manera, parecen defender y desear la guerra.

Finalmente, si me coloco en el lugar de María Corina, diría un discurso como este:

Ni mi vida ni mis acciones han sido en vano. Algunas personas reconocen el esfuerzo que he realizado, y eso me motiva a seguir, aunque tenga la partida perdida; y para aquellos que dicen que yo siembro odio, solo deseo que en sus corazones cosechen PAZ.

Me gustaría invitar a @mvchacin, @heriadi y @lirvic.