Qué maravilla leerte con tanta sinceridad. Tus palabras no solo informan, también tocan. Me gustó mucho cómo fuiste contando tu vivencia, desde ese momento de frustración en clase hasta el descubrimiento de la inteligencia artificial. Esos tropiezos son los que realmente nos enseñan.

Y aunque muchos hoy se apoyan en la IA para resolverlo todo, vos hiciste algo distinto: buscaste aprender de verdad. Eso, para mí, tiene más valor que cualquier resultado. La comparación con las plantas fue magnífica… porque sí, la inteligencia artificial puede parecer brillante, como una planta de plástico: siempre está verde, siempre perfecta… pero sin raíces, sin aroma, sin historia, por ahora.

Una máquina puede darte una respuesta, pero no el proceso, el esfuerzo ni la emoción de descubrirlo por vos misma. Por eso me quedo con tu reflexión: avancemos con la tecnología, sí, pero sin olvidar lo que nos hace humanos.

Como moderador de algunas comunidades, me doy cuenta cuando un contenido es creado con IA, aunque no lo pueda demostrar, porque, la tecnología avanza con pasos agigantados, y cada vez es más difícil demostrar si un contenido es creado por la mente humana. Sin embargo, es fácil de distinguir cuando el autor, no tiene en su blog contenidos similares que demuestren su avance, o en sus comentarios, deja mucho que desear.

Pienso que, lo valioso está, no en saber esconder el rastro, sino de aprender de la información que brinda en cada búsqueda o consulta que le hagamos.