Una imagen una historia
La confidente
El hecho de que Virginia se hubiese trasladado al pueblo más cercano para llamarla por teléfono y decirle que debía hablar con ella personalmente sobre un tema muy importante le causó cierta curiosidad, pero intuyó que debía ser algo relacionado con un préstamo de dinero, como había pasado hace dos años, cuando su mejor amiga estuvo de visita en su casa y, aunque se divirtieron mucho en las tiendas, parques, restaurantes y un sinfín de lugares en la ciudad, a los cuatro días se marchó, una vez que ella le facilitó el capital que necesitaba para resolver ciertos asuntos.
Virginia y Susana fueron dos seres casi inseparables desde que se conocieron en el colegio, cuando ambas contaban con trece años de edad. Esa hermosa amistad continuó durante la época de liceístas y se afianzó aún más en aquellos tiempos en que ambas soñaban con una vida feliz al lado de un hombre, hecho a la medida de su imaginación, que las amase para siempre. Sin embargo, unos años más tarde, Virginia decidió mudarse hacia la apartada cabaña, tranquila y alejada de todo, que había heredado de sus abuelos, y Susana continuó en la ciudad, donde se la pasaba estudiando cuanto curso le interesara y trabajando casi todos los días. Aunque nunca más pudieron comunicarse con frecuencia, ya que no había señal de teléfono en los alejados parajes donde residía Virginia, el fraternal vínculo que existía entre ellas jamás se disipó.
Un hombre a caballo... / F
En cuanto terminó de hablar con su amiga por teléfono, lo decidió sin pensarlo mucho: iría a visitar a Virginia; le hacía falta pasar unos días en un sitio pleno de tranquilidad, en comunión con la naturaleza, sin muchas preocupaciones, porque necesitaba de forma urgente organizar su vida, definir el caos que reinaba en sus sentimientos en aquellos instantes y, sobre todo, quería escuchar los consejos de una confidente de confianza, que la conociera bien como Virginia.
Hacía ya seis meses que Susana había terminado con Fernando, el novio con el que estuvo por más de dos años y con quien pensó que se casaría algún día, porque de repente se dio cuenta de que había en ese ser humano algunos comportamientos que le parecieron demasiado ordinarios para soportarlos durante toda su vida futura; lo apartó de su lado de una vez porque estaba convencida de que no era el indicado. Sin embargo, después de dos relaciones infructuosas y algunas impulsivas aventuras, sentía ahora que ningún caballero podía compararse con Fernando; él era alguien en verdad especial, que la amó como nadie y ahora se daba cuenta de que lo necesitaba, de que su alma y su corazón lo llamaban… pero ya ese hombre tan maravilloso no estaba, desapareció de su entorno y había sido imposible encontrarlo.
Después de un largo viaje, llegó al fin a la sencilla residencia de Virginia. La recibió con la misma alegría de siempre, aunque le resultó imposible ocultar la inquietante preocupación que irradiaban sus ojos. No sé cómo puedes estar sola tanto tiempo en esta cabaña, le dijo Susana en son de broma, mientras disfrutaban una taza de café al aire libre. No estoy sola, amiga, de eso te quería hablar, un hombre me acompaña desde hace seis meses y ayer supe que estoy embarazada. La expresión de sorpresa y alegría de Susana fue indescriptible; y cuando se levantó para abrazarla con la emoción que la embargaba, Virginia la interrumpió para señalarle al hombre con quien se había unido; allá viene el amor de mi vida montado en su caballo, lo conocí en la ciudad la última vez que te visité. Y Virginia volteó para quedar petrificada observando a Fernando que se acercaba a la cabaña con una enigmática sonrisa en el rostro.
Invito a los amigos:
@etette y
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Gracias por su apoyo...