Una Imagen, Una Historia | Medidas
Hola a todos.
Aquí está mi participación en Una Imagen, Una Historia de esta semana.
Quiero agradecer a @franyeligonzalez por estos retos y también aprovecho para invitar a @sol02 y @unyime23.
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Medidas
El cuerpo es ingresado en la sala de operaciones. Damos por iniciada la sesión. Miro el reloj analógico que cuelga en la pared frente a mí y empiezo a trabajar.
Me siento feliz: todos los órganos están en perfectas condiciones. Esta era una persona que se cuidaba. No fumaba ni bebía. Hacía ejercicio y, ¿por qué no decirlo? Era un poco egocéntrica. Se nota que tenía un físico que presumir. Recuerdo que, cuando me hablaron del sujeto en la mesa, el vendedor me dijo que era practicaba deportes y que, -esto no sé por qué lo agregó- de estar en una página de citas todos le verían como un buen partido.
Parpadeé varias veces para sacarme la idea de la cabeza y poder proseguir con el hurto.
El estómago, el corazón, los riñones y pulmones fueron colocados en contenedores para su preservación. Esto era necesario ya que el dinero que recibiría por todos me serviría para pagarle la educación a mis hijos y tener una jugosa jubilación. La vejiga, los intestinos, el bazo, el cerebro y el cerebelo debían ir, naturalmente, a escuelas de medicina. El cadáver del hombre que, hasta comienzos de este mes se hallaba a mitad de su veintena, sería depositado en algún lugar abierto donde pudiesen llevarlo a la morgue y después, darle sepultura y un final agridulce a los familiares.

Fuente
Recuerdo cuando yo era un joven estudiante de medicina y esperaba salvar vidas y sentirme mejor conmigo mismo. La realidad se impuso.
Falta de insumos, pacientes que mueren esperando diálisis, donaciones y otros tratamientos y, lo peor desde mi punto de vista, compañeros de estudio que dejaron la carrera por falta de dinero o que continuaron, pero obteniendo fondos de forma ilícita.
Aún hoy, cuando encuentro a estos últimos, veo las secuelas que sus métodos dejaron en su psique. Tienen la carrera y la vida que querían ¡y a qué costo! Yo tampoco quería rendirme, como pude terminé de estudiar y, como pude empecé a trabajar. A veces, me miraba en el espejo y, aunque podía reconocerme, sentía que veía a un viejo cansado y no a un hombre de veintitantos que recién empezaba su vida laboral. Mi salud física y mental estaba mermando, todo el tiempo me encontraba de mal humor, maltrataba a mi familia y sentía que no estaba llegando a ninguna parte.
El tráfico de órganos en el mercado negro genera grandes sumas de dinero cada año y tanto los hospitales como mafias ajenas a ellos permiten que el negocio se mantenga. Hay gente que está harta de esperar en la lista ya de por sí kilométrica y recurre a nosotros para conseguir los órganos que necesita para poder pasar más tiempo con sus seres queridos.
De no ser por esto, yo no me habría atrevido a iniciar una familia, una relación ¿con qué los mantendría? Odio cuando dicen que el dinero no compra la felicidad.
¿Creen que no siento remordimiento o algún malestar? Sí, todos los días. Pero al ver en casa hermosa en la que vivo, la esposa maravillosa que tengo, los hijos hermosos que tengo y que ya no tengo deudas con nadie la culpa se mitiga y puedo ir a tomar lo que no es mío una vez más.
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Hola @hljott.
Vaya manera de ganarse la vida, Creo que el remordimiento al final le jugara una mala pasada a esta persona. Tu historia es interesante y negrísima, puede ser la base de una película.
Muy buena tu participación. Saludos.
Hola, he visto muchas series policíacas en las que los médicos hacen de villanos. Por alguna razón, este tipo de criminal da más miedo que los demás.