Una imagen, una historia

  La imaginación y creatividad son ingredientes clave para el desarrollo de una historia literaria. Por ello, si los utilizamos en la musa visual, logramos crear un relato mágico que eduque, reflexiones o divierta y, nuestra amiga @franyeligonzalez a través de su dinámica, nos invita a jugar con esas claves para alcanzar la excelencia en la escritura. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

Papá, cuando sea grande, seré un piloto militar

  Expresó Mateo al terminar de jugar con unos aviones de lego que su mamá le obsequió. Emocionados por la revelación del pequeño, sus padres al unísono afirman que será el mejor y para ello, debía estudiar, prepararse y, disfrutar cada momento del proceso.

  Sin limitarse por su corta edad, Mateo todas las tardes al concluir sus tareas, se iba a la biblioteca del pueblo para leer libros y revistas que tuvieran información referente a las aeronaves militares y, regresaba a su casa en pleno ocaso; siendo el último en salir de las instalaciones, al igual que en despedirse de la señorita Miel.

  Al ver la pasión de Mateo, la señorita Miel le obsequia un cassette de película y le dice que la historia de Top Gun, le recuerda a él. Emocionado con el regalo, Mateo agradece el noble gesto dándole un fuerte abrazo y, sin dejar pasar más el tiempo, salió de la biblioteca como un rayo a su casa.

  Cuando Mateo le contó a sus padres sobre el obsequio que le hizo la señorita Miel, se emocionaron mucho. Su mamá decide preparar unas deliciosas palomitas de maíz dulce, mientras que, el papá arregló todo para que la sala quedara como si fuera un cine y, cuando todo estuvo listo, el pequeño Mateo, en compañía de su familia, disfrutó la película.

  Durante la película, Mateo no dejó de destilar euforia. Al día siguiente, antes de ir a clases, pasó por la biblioteca y le dijo a la señorita Miel:

Maverick será mi inspiración

  El anhelo de Mateo, se fortalecía cada vez más a medida que avanzaba en edad; dejando en evidencia que, su lugar estaba en la aviación, por lo que, todos sus seres queridos se dieron la tarea de ayudarlo a hacer realidad su sueño volador.

  Los primeros años de Mateo, transcurrieron entre libros y películas de aviación militar, pero cuando cumplió la mayoría de edad, debía comenzar a vivir la realidad de su sueño, por lo que, sus padres lo acompañaron a la estación del pueblo para que se fuera a la ciudad y, estudiara en la academia que le había recomendado la señorita Miel.

  En su preparación, Mateo no podía ir al pueblo, porque los estudios y las prácticas, eran diarias. Sin embargo, cada semana le enviaba cartas a sus padres y les compartía lo feliz que se sentía de estar en el lugar que tanto anheló.

Mateo, ¡Llegó tu gran día!

  Le dijo el profesor de aviación militar antes de que subiera a la aeronave para realizar su prueba final. Entre los presentes, estaba la familia de Mateo, quienes, casi cuatro años después, lo volvieron a ver y, decidieron ir a la academia para compartir con él en ese momento tan importante.

  Vestido con todas las indumentarias necesarias, Mateo se dirige a la aeronave y, faltando pocos pasos para subirse, se desploma en el pavimento. El personal médico lo atiende rápido, pero una seña que hace el paramédico indica:

No hay nada que hacer, ¡Ha fallecido!

  Todos estaban consternados por lo sucedido y, no podían creer que Mateo ya no estaba entre ellos. Sus padres, devastados por perder a su único hijo el día que iba a ser el más feliz para ellos, se sumergen en una tristeza tan profunda que, dos meses después, falleció la mamá y, a los tres días de este deceso, murió el papá.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!