De la ruina a la ruina: La jerarquía de los perdedores

in #writing14 days ago

En toda sociedad, etapa o etapa de la vida, existe un sistema de clasificación del que siempre se habla. No hablamos de los millonarios secretos de Forbes, sino de la sorprendente jerarquía de los perdedores. Al observar cada pequeño detalle, se puede apreciar.

En la base están los perdedores cotidianos: aquellos que pierden el autobús, se derraman el café encima o envían un mensaje a la persona equivocada. Por muy grave o insignificante que sea la pérdida, tiene un lugar en la jerarquía de pérdidas, lo que determina la posición de una persona en la jerarquía de perdedores y es un recordatorio constante de que no todo en la vida sale como siempre planeamos o anticipamos.

Hay un nivel superior al de los perdedores: los que tienen dificultades financieras, los que trabajan duro pero siempre están en la ruina, sin importar cuánto ganen. Son los reyes y las reinas de la supervivencia a fin de mes. Podrían vivir de fideos instantáneos mientras fingen que todo está bien; en la jerarquía, eso es una pérdida, pero no los pone ni arriba ni abajo de la lista.

Subiendo más en la escala de perdedores, te encuentras con los perdedores de las redes sociales, esos que buscan "me gusta", seguidores y relevancia. Publican selfies que son ignoradas o bailan retos que nadie ve por ellos; cada visualización se siente como un marcador público de su autoestima.

Después de eso, encontramos a los fracasos profesionales: los que están atrapados en trabajos que odian o fueron despedidos de trabajos que amaban. Usan corbata y llevan portátiles, pero en su interior saben que están perdiendo una carrera que nunca quisieron correr.

Ahora, en la cima de la jerarquía están los quebrados: los que tienen todo el dinero, la fama o la influencia, pero no tienen paz mental. Se sientan en mansiones, navegan por noticias de lujo y aún se sienten vacíos porque han perdido batallas que el dinero no puede ganar. Así que, de pobre a pobre, la jerarquía de perdedores es real, pero aquí está la ironía: todos pertenecemos a algún lugar en esa escalera y en algún momento la vida se asegura de que todos nos turnemos para perder, tal vez eso es lo que nos hace iguales, tal vez la pérdida es lo único que todos realmente compartimos.