Creo que muchas veces se puede decir que al buen entendedor pocas palabras. Cuando se es sensible a las cosas del mundo, se pueden percibir emociones que aunque no queramos están allí. Como dormidas, pero que despiertan tan rápido así cómo tanto se tardaron en despertar. Con los años, las experiencias nos van haciendo cada vez más fuertes, pero hasta el más fuerte puede ser derribado. O no le creerías a Goliat?
Yo, para hacer más personal este comentario, me hice a través de los golpes. Aunque me encanta ver la amabilidad en la gente, y creer en la bondad del mundo, esa misma credibilidad me ha lanzado dardos ponzoñosos.
Si algo me ha enseñado en mi vida a ser más permisiva, más tolerable, menos rencorosa, más feliz, a sido leer la palabra. Soy cristiana de corazón y Mariana por convicción. Cada vez que leo la palabra encuentro nuevas enseñanzas, es un libro que me enseña a mi.
He aprendido a llorar cuando tengo ganas y dejar que fluya, es como limpiar unos canales obstruidos.
He aprendido a perdonar al que me engaña, me utiliza o me manipula, pero también aprendí a mantenerlo a distancia. No quiero maldad a mi alrededor aunque no pueda eliminarla del mundo.
Elegí ser feliz, elijo reír después de limpiar mis canales. Elijo amar al que quiera que yo lo ame y al que no lo quiere, solo le deseo lo mejor. Estarán en mis oraciones ambos.
Los últimos años de mi vida quiero hacer lo que me haga feliz y no perder la vida en lo que no lo merece.
He leído tus letras y me has llenado el corazón de fe, se lo que se siente estar perturbado y se como levantarme también.
Deja que el mundo siga adelante, no luches por cambiar lo incambiable, porque no tenemos poder para hacerlo. Por lo menos hay situaciones donde hagas lo que hagas, no harás nada.
Deseo desde el fondo de mi corazón que tú también te levantes, después de ser la gran vencedora de tus batallas.
No te conozco pero te leí y pensé en dejarte lo que salía de mi corazón.
Dios te ama desde antes que tu nacieras.